
Los perros de rescate han sido una pieza fundamental en las labores de localizar a las personas atrapadas entre los escombros de casa, edificios, escuelas, entre otros que colapsaron en por el sismo de 7.1 grados que sacudió a distintos estado de México.
Los perros de rescate son los primeros en entrar donde los humanos no pueden: su menor peso y tamaño reducen el peligro de derrumbe, y sus sentidos localizan los cuerpos bajo los escombros, priorizando a los que encuentran vivos. Además de los botines, fabricados en los casos más especializados con el mismo material ignífugo que visten los bomberos, los perros que operan en México han sido vistos llevando visores para proteger sus ojos del humo y el polvo.
Los perros de rescate son seleccionados durante un riguroso entrenamiento por su olfato, disciplina y resistencia, pero también por su adaptación a trabajar llevando estos aparatosos elementos encima.
Los botines de los perros de rescate, que todavía conmueven a los amantes de los animales, son un elemento cada vez más común en las operaciones tras una catástrofe. Su objetivo es proteger los delicados cojinetes de las patas de los canes de esquirlas cortantes y materiales punzantes, además de las elevadas temperaturas de las superficies calentadas por los incendios y explosiones que provocó el terremoto.
Por ello, se ha concretado en una petición difundida en las últimas horas: la donación de botitas para perros de rescate.
Uno de los canes convertidos en icono de la respuesta a la catástrofe es Frida, una labrador de siete años que ya se había destacado en las labores de rescate tras el sismo de Oaxaca a comienzos de mes. Su experiencia salvando vidas es dilatada.
Otro de los perros rescatista es Titán, quien ha rescatado a 4 humanos, no obstante, son varios los canes que efectúan la labor de rescate y merecen todo el aprecio de las personas.
(Con información de El Español)