
Emmanuel Anaya / Izúcar de Matamoros, Pue.
*La agresión sexual a infantes sigue siendo un problema que afecta a Izúcar
*En el Día del Niño muchos infantes no tienen nada que celebrar
Ayer 30 de abril, se conmemoró en México el “Día del Niño”, el cual tiene como objetivo recordar que todos los niños tienen derecho a la salud, la educación y la protección, independientemente del lugar del mundo en el que hayan nacido, de acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Sin embargo, en el país gozande la población infantil no goza de estos derechos fundamentales; en muchos casos, los niños han sufrido explotación laboral y hasta sexual, viven en la calle, no asisten al colegio, padecen abusos físico y psicológico, entre otros privilegios que les son reprimidos.
Uno de los derechos de los menores que menos se acata en México es el respeto a su cuerpo. Hace unos meses la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE), reportó que México ocupa el primer lugar a nivel mundial, en abuso sexual y violencia física en menores de 14 años.
Asimismo, también se dio a conocer, a través de la Fiscalía Especial para los Delitos de Violencia contra las Mujeres y Trata de Personas, dependiente de la Procuraduría General de la República (PGR), que el país ocupa el primer lugar en difusión de pornografía infantil a nivel internacional.
De acuerdo con informes, el estado de Puebla, hasta el 2015, ocupaba el tercer lugar en abuso sexual hacia menores de edad, y el quinto lugar en prostitución infantil.
El municipio de Izúcar de Matamoros no es ajeno a este mal que daña al estado y en general al país, ya que se han presentado casos de abuso sexual a menores, los cuales en su mayoría han sido perpetrados por familiares cercanos de la víctima, señaló Isabel Álvarez Delgado, psicóloga familiar y coordinadora del área de Ecología y de Salud del DIF municipal.
Este abuso es un problema social, el cual se entiende como “el maltrato infantil que violenta el cuerpo de un menor, obligándolo hacer cosas sexuales que no quiere, lo que conlleva a un daño físico y psicológico para el infante”, mencionó la psicóloga.
Dijo que en la región, en su mayoría estos actos son dirigidos a niñas que han sido tocadas por familiares como son tíos, padres o hermanos, mientras que un porcentaje menor es de daños en niños, los cuales son afectados de igual manera.
La psicóloga agregó que algunas de las señales que pueden indicar que el niño puede estar sufriendo algún tipo de acoso es porque se vuelven retraídos, muestran cambios de comportamiento, sienten miedo, entre otros.
Cabe señalar que en la mayoría de los casos que fueron atendidos, de acuerdo con Álvarez Delgado, los infantes fueron amenazados por su agresor, de hacerle daño a él, a sus padres o hermanos, lo que detiene al niño a denunciar por temor.
Asimismo, subrayó que al ser un tema tabú, las familias muchas veces se guardan lo que ocurre con los menores en sus cambios de comportamiento que han requerido atención de los especialistas, siendo las escuelas las que al notar algo extraño en las niñas o niños, los canalizan al DIF del municipio, donde al llevar una terapia correcta, terminan confesando lo que les ocurre en su casa.
Remarcó que al detectar el problema, se procede a implementar la terapia familiar, pues tanto los niños como los padres sienten frustración y culpabilidad, lo que deben superar con un tratamiento integral y deben de hacer lazos de confianza; de igual forma se procede legalmente para detener al culpable.
La psicóloga Isabel Álvarez Delgado, recomienda a los padres que estén en constantes pláticas con sus hijos y enseñarles el amor propio y respeto, para que puedan defenderse de alguna persona que los intente agredir física y psicológicamente.
Concluyó invitando a los padres de familia a que asistan al programa “Creciendo con Familias”, el cual tiene como objetivo que los padres sepan como comunicarse con sus hijos, para que puedan tener una convivencia sana y de respecto.
El abuso sexual infantil es un problema social del cual México aún no ha hecho lo suficiente para erradicarlo o disminuirlo, por lo que se debe ejercer un plan que enseñe el respeto por los demás.