Agentes usan gases lacrimógenos y arrestan a tres personas.
Andrés Martínez / Izúcar de Matamoros, Pue.
BROADVIEW, Ill.— Agentes del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) emplearon gas lacrimógeno y bolas de pimienta para dispersar una manifestación pacífica frente a uno de sus centros de detención en los suburbios de Chicago este viernes 19 de septiembre. El hecho resultó en el arresto de tres personas y generó un amplio rechazo por la desproporcionada respuesta federal ante una protesta que incluía a religiosas, residentes locales y políticos.
La protesta se desarrolló frente al edificio federal de Broadview, un centro donde el ICE retiene temporalmente a inmigrantes en proceso de deportación. Los manifestantes, portando carteles y entonando consignas, se congregaron para expresar su rechazo a las redadas migratorias que, según datos del Departamento de Seguridad Nacional, han llevado al arresto de 550 personas en las últimas dos semanas en el área de Chicago.
Testigos y participantes relataron que la actitud de la multitud era completamente pacífica y desarmada. Sin embargo, oficiales del ICE justificaron el uso de agentes químicos al tildar a los presentes de “alborotadores con intenciones de agredir a las fuerzas del orden”. Esta versión fue categóricamente desmentida por los organizadores del evento, quienes señalaron que la movilización buscaba ser un llamado de resistencia contra las leyes de inmigración y un mensaje de apoyo a las comunidades afectadas.
La presencia de figuras como monjas católicas y políticos demócratas en la primera línea de la protesta ha intensificado el debate sobre los métodos empleados por las autoridades federales. Este incidente refleja una escalada en la tensión entre activistas proinmigrantes y el ICE, atrayendo una mayor presencia de agentes federales en este tipo de eventos públicos.
El episodio en Broadview deja en evidencia la creciente polarización en el debate migratorio estadounidense. Mientras el gobierno federal defiende su operativo como una aplicación necesaria de la ley, las voces críticas acusan un exceso de fuerza que silencia la disidencia pacífica y criminaliza la protesta social. El eco de las consignas cantadas frente al centro de detención parece haberse amplificado, transformando una manifestación local en un símbolo nacional de la resistencia contra las políticas de inmigración.
