**Tras las redadas y deportaciones impulsadas por el gobierno de Trump, enfrentan escasez de mano de obra; los empleos que antes realizaban migrantes mexicanos no quieren ser asumidos por trabajadores estadounidenses. **

Redacción / Información Internacional
Las deportaciones masivas impulsadas durante la administración de Donald Trump han derivado en una creciente crisis de mano de obra en Estados Unidos. Los empleos que tradicionalmente ocupaban los migrantes principalmente mexicanos en sectores como la agricultura, la construcción y los servicios, ahora están quedando vacantes, ya que los ciudadanos estadounidenses no están dispuestos a realizarlos.
Los vacíos laborales están afectando la operación de granjas, fábricas y obras, sin que exista un reemplazo interno disponible. Diversos sectores han alertado sobre una caída en la productividad tras la salida forzada de miles de personas que cumplían funciones esenciales. La escasez de trabajadores ha frenado proyectos y paralizado industrias.
En estados agrícolas como Kansas, asociaciones ganaderas han reportado la pérdida de hasta la mitad de la fuerza laboral en cuestión de horas. El temor a ser detenido o deportado ha provocado que incluso trabajadores con permisos legales se ausenten de sus empleos cuando tienen familiares sin documentos.
A pesar del discurso oficial que justifica las redadas con el argumento de combatir la criminalidad, el impacto real se refleja en la desestabilización del mercado laboral. Ante la imposibilidad de sustituir a estos trabajadores, el gobierno estadounidense está evaluando mecanismos para permitir el regreso legal de algunos migrantes, incluso bajo permisos temporales.
Las cifras laborales más recientes reflejan una caída de 1.7 millones de empleos ocupados por personas extranjeras entre marzo y julio, así como una creación neta de solo 73 mil nuevos puestos de trabajo en ese mismo periodo, lo que evidencia el impacto económico de las deportaciones.


Por su parte, el gobierno mexicano ha respondido con la estrategia “México te Abraza”, dirigida a brindar atención y condiciones de reintegración a connacionales repatriados. La Secretaría de Gobernación informó que durante la gestión de Trump han sido repatriados al menos 75 mil 900 mexicanos, de los cuales 13 mil 978 llegaron vía aérea a los aeropuertos de Felipe Ángeles, Villahermosa y Tapachula.
El programa ha brindado atención a 36 mil 162 personas en sus 10 puntos establecidos. Según datos de la Unidad de Política Migratoria, el 73 por ciento de los repatriados residían en Arizona, Texas y California. Solo el 3 por ciento vivía en Florida o Colorado, y el 6 por ciento fue detenido al cruzar la frontera, sin residencia fija en EE.UU.
Respecto a su ocupación, al menos el 39 por ciento trabajaba en la construcción, el 38 por ciento en servicios y el 13 por ciento en agricultura. El resto se desempeñaba en sectores industriales, profesionales o no especificó actividad. La mayoría son originarios de Chiapas, Guerrero, Michoacán y Oaxaca.
La presidenta Claudia Sheinbaum aseguró que la Cuarta Transformación ha devuelto la dignidad a México en su relación internacional, y reiteró el compromiso de su gobierno con los pueblos originarios y con los migrantes retornados. Enfatizó que, por primera vez, estos sectores han sido reconocidos constitucionalmente y reciben presupuesto directo para sus comunidades.
La actual crisis laboral en Estados Unidos evidencia una contradicción estructural: se expulsa a quienes realizan trabajos esenciales sin prever un reemplazo viable, mientras México fortalece sus mecanismos para recibir y reintegrar a sus connacionales.

