El presidente, Enrique Peña Nieto, reconoció en entrevista con Denise Maerker que el escándalo de la casa blanca y la desaparición de los 43 estudiantes de la Normal Rural de Ayotzinapa, marcaron su administración próxima a concluir.
“El tema de la casa blanca es uno que a mí me queda muy marcado…¿Qué lamento de este tema? Primero, que no obstante la información pública sobre la que no había obligación legal de hacer pero que se compartió para esclarecer el tema, fue (in)suficiente para quitar el estigma que se quedó en el gobierno, en el presidente de la república y en la credibilidad que tenía lo que estaba haciendo el gobierno”, señaló.
“Lamenté —agregó— haber involucrado a mi esposa en la explicación del tema. Si me dijeras, ¿la hubiese vuelto a involucrar? No, porque a ella no correspondía, ella no es funcionaria, no es servidora pública, ella tiene su propia trayectoria y la involucré”.
Sobre el caso Ayotzinapa dijo que le queda la pena que “embarga a los padres por el dolor que tuvieron, que siguen teniendo y que han tenido todos estos años en demanda de justicia, en demanda de saber qué deparó a sus hijos”.
Sin embargo, insistió en la versión de que los estudiantes fueron incinerados en el basurero de Cocula, presuntamente por integrantes del crimen organizado.
En materia de inseguridad sostuvo que la estrategia que se implementó en su sexenio fue la correcta, aunque reconoció que fue insuficiente, ya que no se logró la unificación de las policías en las entidades y el fortalecimiento de las capacidades de cada estado.
Sobre los exgobernadores Javier Duarte, César Duarte y Roberto Borge, a quienes durante su campaña presidencial consideró el nuevo PRI, fueron casos lamentables que “estigmatizaron”.
(Texto de El Economista)