-Tres años sin ser reclamados en Atlixco
Tres años después, la masacre de Atlixco sigue esperando justicia. Los cuerpos de los Bravo Monatto, familia originaria de Veracruz asesinada en marzo de 2021 dentro de una vivienda de la colonia Francisco I. Madero, permanecen sin ser reclamados en el Servicio Médico Forense (Semefo) de Puebla, a pesar de los esfuerzos de identificación por parte de la Fiscalía General del Estado (FGE).
A través del Programa de Identificación Humana (PIH), respaldado por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), la Fiscalía logró poner nombre a dos de los diez cadáveres encontrados la noche del 8 de marzo de 2021: José Ricardo Bravo Monatto, de 34 años, y su madre, María Magdalena Magaly Monatto Pavón, de 54. Sin embargo, ni sus cuerpos ni los de otros integrantes de su familia han sido reclamados.

La noche del crimen, diez miembros de esta familia fueron atacados a balazos al interior de su domicilio. Las víctimas, entre ellas menores de edad, recibieron múltiples disparos y fueron rematadas con tiro de gracia, lo que evidenció la brutalidad con la que actuaron los agresores. La Fiscalía logró también identificar a Raquel Sánchez Hernández, esposa de Ricardo, de 45 años, así como a sus hijos Hiromy, de 16, y Ronald, de 14, cuyos cuerpos siguen bajo resguardo forense.
El caso de la familia Bravo Monatto forma parte de una lista creciente de cadáveres identificados pero no reclamados en Puebla. En el sur del estado, otros nombres se suman a esta dolorosa estadística: Luis Diego Landero García, de Calmeca, Tepexco; José Luis Huesca Zapata, de San Lorenzo Ometepec, Tochtepec; Lucio Vergara Castillo, de Tlancualpicán, Chiautla de Tapia; Juan Sebastián Téllez Ramales, de Huachinantla, Jolalpan; y José Luis Cariño González, de Acatlán de Osorio.
A pesar de los esfuerzos institucionales, el olvido social pesa sobre estos cuerpos, muchos de ellos víctimas de violencia extrema, cuyos familiares desconocen su paradero o temen acercarse a reclamarlos por miedo a represalias.
Por otra parte, el cuerpo de Julissa Aguilar Carbente, de San Francisco Totimehuacán, se encuentra en proceso de ser entregado a sus familiares, siendo de los pocos casos donde los deudos han logrado establecer contacto con las autoridades. Sin embargo, el cuerpo de Yazmín Blas Luna, originaria de Atlixco, sigue también en calidad de no reclamado.
El Programa de Identificación Humana ha permitido dar nombre a cuerpos que por años permanecieron bajo la categoría de “desconocidos”, pero la falta de seguimiento familiar y la burocracia han retrasado su retorno digno a casa. Mientras tanto, el caso de la familia Bravo Monatto es un recordatorio permanente de la violencia que marcó a Puebla en 2021, y de las vidas que siguen esperando ser reconocidas, más allá de un expediente forense.