Sólo dos alumnos se graduaron en telesecundaria de Matlala

En una telesecundaria rural de Huaquechula, solo dos estudiantes culminaron su ciclo escolar, pero su logro fue celebrado con la misma dignidad que si hubieran sido decenas. La historia refleja las desigualdades del entorno rural, pero también la determinación de sus habitantes.

En la comunidad de San Lucas Matlala, ubicada en el municipio de Huaquechula, Puebla, una ceremonia de graduación sobresalió no por su tamaño, sino por su significado. Solo dos alumnos concluyeron sus estudios en la telesecundaria Plan de Ayala, generación 2022-2025. A pesar del bajo número de egresados, la escuela no escatimó en reconocer su esfuerzo con una ceremonia formal, en la que participaron también los 12 estudiantes restantes del plantel.

Matlala es una comunidad de apenas 500 habitantes, de acuerdo con el Plan Municipal de Desarrollo 2024-2027. La mayoría de sus pobladores se dedica a la agricultura de subsistencia. En este contexto, los logros educativos cobran un valor especial. La telesecundaria donde estudiaron los dos egresados fue fundada en 1994, cuenta con solo tres aulas, dos docentes y carece de computadoras. Está adscrita a la Coordinación Regional de Desarrollo Educativo (Corde) 16, con sede en Atlixco.

Durante la ceremonia, que incluyó honores a la bandera y discursos, estuvo presente el presidente municipal Raúl Marín, quien dirigió unas palabras a los asistentes. “Todas las graduaciones valen lo mismo, así sean dos o sesenta los graduados. A todos se les reconoce el logro de seguir avanzando en sus estudios. Muchas felicidades y espero puedan seguir echándole ganas”, expresó.

La escena puede parecer inusual, pero no lo es tanto en zonas rurales del país. Este tipo de graduaciones con pocos egresados también se presentan en estados como Guerrero, Oaxaca y Chiapas. En Puebla, sin embargo, estos casos suelen pasar desapercibidos. La historia de San Lucas Matlala pone sobre la mesa una realidad que existe, pero rara vez se muestra: la persistencia educativa en comunidades con infraestructura limitada y escasa matrícula.

Lejos del bullicio de las ciudades, en lugares como Matlala, la educación sigue siendo un motor de esperanza. Aunque son pocos los alumnos, su logro es igual de valioso. Detrás de cada certificado hay esfuerzo, familias que acompañan el proceso, maestros comprometidos y un entorno que, a pesar de las carencias, no deja de apostar por el aprendizaje.

Dos jóvenes salieron de la telesecundaria para dar un paso más en su camino formativo. Su comunidad los celebró, recordando que el tamaño de un grupo no mide la grandeza de su esfuerzo.

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