Elizabeth Soriano / Izúcar de Matamoros, Pue.
Una ubicación privilegiada, ventajas climáticas y agrícolas han permitido que la región sur de Puebla se convierta en una zona azucarera por excelencia, tierras que emanan el olor a caña que se procesa en el Ingenio de Atencingo y que simboliza la principal fuente de ingresos de miles de familias.
La caña de azúcar se consolida para México como el producto agrícola con más valor en el mercado internacional, dado que su producción y refinación nos posiciona como el sexto país azucarero más importante del mundo; el ingenio de Atencingo se mantiene entre los primeros lugares en su rendimiento agroindustrial a nivel nacional.
Ingenio de Atencingo entre los de mayor productividad
El Ingenio de Atencingo destaca a nivel nacional, siendo uno de los más importantes en cuanto a producción de caña y por lo tanto de azúcar, lo que deriva en que también sea de los de los que mayor derrama economía deja en la región.
Galdino Alvarado Rodríguez, Secretario General de la Unión Local de Productores de Caña de Azúcar (ULPCA) expuso que la industria azucarera cada año deja una derrama económica de entre 3 mil 500 y 3 mil 800 millones de pesos en el Ingenio de Atencingo, productividad que también beneficia a los cañeros de la región y demás personas que intervienen en el periodo de Zafra.
“Es un ingenio grande, es un ingenio que industrializa un millón 750 mil toneladas anuales (de caña), lo cual implica que este ingenio envase alrededor de 225 mil a 240 mil toneladas de azúcar anualmente”, puntualizó el Secretario General de la ULPCA.
Detalló que con la derrama económica anual y de acuerdo a la Ley Cañera de Desarrollo Sustentable de la Caña de Azúcar, de ese recurso, el 57 por ciento les corresponde a los productores cañeros; es decir, mil 995 millones de pesos aproximadamente, son para los productores afiliados a las diferentes organizaciones cañeras que abastecen al Ingenio de Atencingo.
“De ese ingreso se beneficia el cortador, al fletero, al de la alzadora, a las casas de fertilizante, y porque no decirlo, a las agrupaciones cañeras; todo lo que se mueve aquí se sustenta con ese ingreso, con esa derrama económica que tiene este ingenio”, señaló.
Es importantes destacar que en el 2021 el ingenio azucarero de Atencingo ocupó el primer lugar en rendimiento agroindustrial del país, con una producción de 14.6 toneladas de azúcar por hectárea, cifra que superaba casi por el doble a la media nacional; durante este periodo, la planta registró una producción de un millón 369 mil 479 toneladas de caña procesada en 24 semanas de zafra y 175 mil 219 toneladas de azúcar, colocándose así como uno de los ingenios más importantes en el proceso de producción nacional, beneficiando a su vez a más de 150 mil poblanos.
Beneficio directo e indirecto
En cuanto que tan importante es el periodo de Zafra en la región, Eliseo Morales líder de la CNPR ha señalado que son aproximadamente 75 mil personas que dependen económicamente de forma directa y 150 mil de forma indirecta, del proceso de producción y refinación de la vara dulce, fungiendo como motor principal del desarrollo económico de las familias de la región, dado que, tan solo la preliquidación es de mil 105 pesos por tonelada, valor favorable para los productores.
Además, la Confederación Nacional de Productores Rurales (CNPR) dio a conocer el reporte nacional en cuanto al avance del periodo de Zafra 2022-2023 en la semana 16 del ciclo azucarero, donde se llegó a 182 mil 36 hectáreas de superficie industrializada.
Asimismo, se logró la cantidad de 13 millones, 305 mil 424 toneladas de caña molida, teniendo una producción total de azúcar de un millón 303 mil 556 toneladas, con un rendimiento de campos de 73.09 toneladas por hectárea.
Como se trabajan las siembras de caña
En entrevista para Enlace Noticias, el ingeniero Amado Nieva Manzano, gerente general del Ingenio de Atencingo, expuso que la caña de azúcar se considera un fruto agrícola, pues contiene 75% agua y 25% azucares, formada por nudos y entrenudos.
El cultivo de este fruto inicia primero con el surcado del terreno, que puede ser con yunta o tractor, abriendo dichos surcos con 1.20 metros aproximadamente, al mismo tiempo que se va seleccionando la semilla, que son tallos de la misma caña que se toman cuando tiene de 7 a 9 meses de edad.
De estos tallos se debe cuidar que sea de 30 centímetros y que los cortes sean entre nudos, pues de ahí brotará la nueva planta; ya seleccionados se depositan en los surcos cubriéndolos con aproximadamente 20 centímetros de tierra, utilizando la pala o un tractor.
En cuanto a la selección de las semillas, el ingeniero explicó que cada ejido tiene caña clasificada por su fisiología y en qué periodo alcanzarán su madurez para su corte; existen las tempraneras, que son las que alcanzan su madurez entre noviembre y enero, las medianas que maduran de enero a marzo y las tardías que son las que alcanzan esa madurez entre marzo y mayo.
Del mismo modo, Nieva Mazano indicó que en cuanto esta la siembra, los productores deben estar atentos, porque lo primero que deben hacer es aplicar un riego y posteriormente el herbicida, el cual tendrá la labor de sellar el terreno y que no brote maleza antes que los tallos de la caña.
Refirió que a partir de ahí la caña tardará en nacer entre 15 y 20 días, y si el clima es frío pueden ser entre 20 y 30 días, para que después los productores trabajen en las tareas de cuidado y nutrición de la planta.
La producción de caña inicia en el Ingenio
El camino de la transformación de la caña de azúcar comienza en el ingenio azucarero de Atencingo, donde tras el corte de la vara dulce y su traslado hasta la planta, se continua con la molienda, generación de vapor, calentamiento, clarificación, filtración, evaporación, cristalización, evaporado y secado.
Posteriormente se procede a la refinación; aquí ocurre la separación de sólidos, alcalización, clarificación, decoloración, filtración, evaporación, cristalización, centrifugado y finalmente se seca por medio de corrientes de aire, así el azúcar queda lista para empacarse y salir a la venta.
La historia de la vara dulce
Según información del libro “Sistema Integral para el cultivo de la Caña de Azúcar”, de los autores Noé Lárraga Sánchez y Christian Camarillo Reyes, la caña de azúcar llegó a territorio nacional de manos de los diferentes exploradores del viejo continente que recorrieron América entre los años 1500 y 1600 D.C.; exploraciones que trajeron consigo la adaptación de este cultivo a lo largo del hemisferio occidental.
En nuestro continente podemos determinar como primer punto de exportación a la República Dominicana, lugar donde arribaba la caña de azúcar para posteriormente ser exportada a Cuba, México, Las Antillas, Perú, Brasil entre otros lugares de América.
Dentro del territorio nacional, durante el proceso de colonización, sólo en San Andrés Tuxtla y Veracruz se cultivaba caña de azúcar, llegada a México con Hernán Cortés, quien es considerado por varios especialistas como el primer cultivador y azucarero de nuestra nación.
En este periodo, la labranza de la vara dulce aumentó rápidamente en aquellos territorios, los cuales presentaban un clima propicio para la siembra y recolección de este producto, a la par que se empezaba a notar el despliegue de los primeros ingenios azucareros en la Nueva España, ingenios que debido a la tecnología de aquellos tiempos se caracterizaban por sus pequeños molinos impulsados por animales.
En el caso de esta región del estado, en los inicios destacan las haciendas azucareras de San Nicolás Tolentino, Espíritu Santo Tatetla (La Galarza), San Juan Colón, San Félix Rijo, San José Teruel y San Juan Bautista Raboso, haciendas donde se edificaron trapiches, mecanismos que fueron modernizados durante la época de la dictadura porfiriana, ya que los dueños de las grandes haciendas introdujeron maquinaria hidráulica y energía eléctrica entre otras innovaciones.
Los estados del centro del país con mayor producción son: Oaxaca, Puebla y Veracruz, labor que se desarrolla en conjunto con las principales empresas azucareras del país: Beta San Miguel, Zucarmex, Grupo Piasa, Grupo Porres y Gam, quienes en su totalidad producen 2.5 millones de toneladas de azúcar.