Juan Rubio – Josel Moctezuma / Izúcar de Matamoros, Pue.
Desde hace más de 24 horas, un grupo de trabajadores del Ayuntamiento de Izúcar de Matamoros ha iniciado un paro de labores pacífico en demanda del pago de su aguinaldo, que incluye cuatro quincenas y el salario correspondiente a los últimos 15 días de trabajo. Este movimiento, que ha ganado apoyo entre diversas áreas del ayuntamiento, busca visibilizar los derechos laborales ante la administración municipal encabezada por la presidenta Irene Olea Torres.
Los trabajadores, que han hecho un llamado a la unidad entre sus colegas, enfatizan que su protesta no está siendo manipulada por figuras políticas externas. “Estamos aquí para reclamar lo que nos corresponde. No estamos realizando acciones ilegales; solo queremos que se respeten nuestros derechos laborales”, afirmaron durante la manifestación. Este esfuerzo colectivo se ha organizado en un contexto de creciente descontento hacia la gestión municipal, exacerbado por la falta de claridad en los pagos y las condiciones de trabajo.
Reuniones fracasadas y amenazas
El clima de tensión se intensificó tras una reunión celebrada el jueves en el Arco de Seguridad de la ciudad, donde se estableció una mesa de diálogo que incluía a la alcaldesa, regidores y representantes de diversas áreas del ayuntamiento. A pesar de las horas de discusión, la reunión concluyó sin acuerdos. Los trabajadores denunciaron que la alcaldesa, Irene Olea, lanzó amenazas durante el encuentro, lo que llevó a los regidores a responsabilizarla penalmente por cualquier eventualidad que les ocurra tras exigir el cumplimiento de sus derechos.
“Lo que queremos es que la administración cumpla con sus obligaciones antes de que termine su mandato. No queremos heredar una administración en quiebra”, indicaron los regidores, quienes se manifestaron preocupados por la situación económica del municipio y el bienestar de los trabajadores.
Amplio respaldo en la protesta
A medida que avanza la manifestación, el descontento se ha extendido, y hoy se han sumado a la protesta todos los trabajadores de los servicios públicos, el Sistema DIF municipal, la Contraloría, Policía, Vialidad, Salud y Deportes. Los empleados exigen no solo el pago de la última quincena, sino también un pago proporcional del aguinaldo, así como un alto a las amenazas y humillaciones por parte de la administración municipal.
La respuesta de la alcaldesa
Irene Olea Torres ha negado categóricamente la posibilidad de realizar estos pagos, argumentando que el Ayuntamiento carece de los recursos económicos necesarios. A pesar de la intervención del Delegado de Gobernación estatal, Roberto Moranchel, la alcaldesa se mantuvo firme en su posición, lo que dejó a los trabajadores sin respuesta a sus justas demandas.
Seguridad y responsabilidad
La situación ha generado un ambiente de inseguridad entre los trabajadores municipales, quienes han declarado que temen represalias por parte de la administración. “Responsabilizamos a la alcaldesa de cualquier agresión que podamos sufrir por parte de ella o de sus allegados si no regresamos a trabajar”, expresaron. Esta declaración refleja la gravedad del contexto y la necesidad de que se garantice la seguridad de los empleados en el ejercicio de sus derechos.
Futuro de las negociaciones
La falta de acuerdos en la mesa de diálogo ha dejado a los trabajadores con la incertidumbre sobre el futuro inmediato de sus demandas. Este viernes a las 10 de la mañana se retomaron las negociaciones, aunque la desconfianza entre los empleados y la administración municipal se ha incrementado considerablemente.
El paro laboral en Izúcar de Matamoros es un claro ejemplo de la lucha por los derechos laborales en un contexto de crisis administrativa. Los trabajadores, organizados y determinados, han dejado en claro que no se detendrán hasta que se atiendan sus reclamos. La situación no solo afecta a los empleados, sino que también repercute en la comunidad, que observa con atención cómo se desarrollan los acontecimientos en torno a este conflicto.
La respuesta de la administración municipal será crucial en los próximos días, y la presión por parte de los trabajadores podría marcar un punto de inflexión en la gestión de la alcaldesa Irene Olea. Mientras tanto, la población local sigue a la expectativa, consciente de que la resolución de esta situación es fundamental para el bienestar de todos los involucrados.