Abraham Onofre / Tlapanalá, Pue.
En Tepapayeca, junta auxiliar del municipio de Tlapanalá, se encuentra en una situación crítica tras un linchamiento que ha dejado al menos un calcinado y varios heridos. La tensión escaló en la mañana de este miércoles, cuando aproximadamente 500 pobladores, armados y con machetes, hicieron justicia por mano propia contra un grupo de presuntos ladrones.
Según reportes de las autoridades, al llegar al zócalo de Tepapayeca, encontraron el cuerpo de un hombre calcinado y atado de manos en la calle Benito Juárez. Esta situación se desencadenó luego de que los habitantes, hartos de los robos constantes, decidieran tomar medidas extremas contra cinco individuos acusados de robo.
El director de seguridad pública de Tlapanalá indicó que a las 08:00 horas se recibió un aviso sobre un grupo de personas en actitud hostil, que mantenía retenidos a tres sospechosos de robo. Sin embargo, los pobladores impidieron la entrada de las autoridades, exigiendo que se retiraran. La situación se volvió aún más violenta cuando, de acuerdo a testimonios, algunos de los presuntos delincuentes fueron amarrados a caballos y arrastrados por las calles.
Fuentes no oficiales indican que el número de muertos podría ascender a más de uno, aunque esta información no había sido confirmada debido a la resistencia de los pobladores a permitir el acceso a las fuerzas del orden. La intervención policial ha sido mínima, ya que los habitantes han expresado su deseo de manejar la situación sin la presencia de las autoridades.
Este violento episodio se remonta a la tarde del martes, cuando un hombre, Alfredo N., de 25 años de edad y originario de Izúcar fue detenido por los vecinos tras ser acusado de robar en una vivienda. Aunque hace meses fue liberado bajo la condición de abandonar la comunidad, fue reaprehendido, lo que avivó aún más la tensión entre los ciudadanos y la policía.
La comunidad de Tepapayeca se encuentra en un estado de alarma, y las negociaciones para calmar los ánimos continúan. Las autoridades locales y estatales permanecen alertas, pero la situación sigue siendo volátil.
La falta de confianza en las instituciones de seguridad parece haber llevado a esta comunidad a actuar de manera desesperada, marcando un triste capítulo en la historia de la justicia por mano propia en México.