Redacción / Izúcar de Matamoros, Pue.
Al inicio de la actual administración que encabeza Irene Olea Torres, la edil mencionó que se acabaría la corrupción en la seguridad pública y garantizó la seguridad y la paz para los Izucarenses. ¿Realmente ha sido así?
Cuando arrancó su Gobierno, realizó los cambios que consideró pertinentes y nombró como director de Seguridad Pública a un licenciado en educación física, cuyo principal mérito fue haber sido excelente amigo de la ex regidora Rosario Huerta, quien falleció en un trágico accidente cuando regresaba de una fiesta.
Después de dos años y haber adquirido apenas algunas motopatrullas y recibir otras patrullas más por parte del gobierno del Estado, fue muy evidente el cambio de estrategia al abandonar la seguridad, perdiendo importantes programas como la Unidad de Atención a Violencia de Género, el programa Punto Seguro, la cercanía comunitaria del trabajo con rondas y los programas de prevención del delito.
Además, debido al bajo número de policías que existen en el municipio, el centro de monitoreo trabajando al 50%, sin mantenimiento y sin una estrategia de respuesta inmediata mediante el uso de las cámaras y el estado de fuerza, es evidente que las autoridades nunca llegan, teniendo como resultado ejecuciones por parte de sicarios en pleno centro de la ciudad, robos y violencia, sin que exista reacción por parte del gobierno local.
Ahí tiene los asaltos y muertes, “cobro de piso” y robos. Hace no mucho, asesinatos y ejecuciones de empresarios. Uno de ellos, Edgar N., farmacéutico acribillado afuera de su farmacia. Días después, balean a padre de familia a quemarropa frente a una reconocida escuela particular por el rumbo de la parroquia de Santiaguito, mientras dejaba a su hijo. Por último, dos personas matan a tiros a profesor de karate afuera de su domicilio.
Los izucarenses viven alarmados; siguen los robos a manos armada. Disparos de arma de fuego todas las noches en diferentes puntos de la ciudad, sin que se dé a conocer las acciones implementadas.
¿Algún detenido? ¿Algún sentenciado? ¿Algún operativo efectivo?
Sin embargo, que sean los datos quien nos den respuesta a nuestras preguntas iniciales: Con registros del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), de enero a agosto se cometieron y denunciaron 654 delitos, es decir, 113 denuncias menos que el año pasado (767), lo cual representa una disminución del 14.7%.
Pero hagamos un análisis más a detalle. Del inicio de la actual administración (octubre de 2021) a agosto de 2023, es decir a 23 meses, se han cometido y denunciado mil 954 actos delictivos. Considerando que la cifra negra (ENVIPE, 2023) en Puebla fue del 93.2%; el total de casos denunciados y los no denunciados, hacen un total de 28 mil 735 delitos durante 23 meses
Considerando esta cifra, significa que durante la actual administración de Irene Olea Torres se cometieron mil 249 delitos por mes, lo que representa 42 delitos diarios. Así pues, a pesar de que en términos absolutos hubo una ligera reducción, hay delitos de alto impacto que dañan la vida y el patrimonio de los Izucarenses.
Con los mismos datos del SESNSP, los delitos que se han incrementado de enero a agosto de este año en comparación con año pasado, son: homicidios (82%), robo a transeúnte (11%), robo a negocio (119%), extorsión (200%) y, sorprendentemente, delitos cometidos por servidores públicos (62.5%).
Con estos datos, ¿usted considera que la Seguridad Pública ha mejorado en el municipio? Cuando solicita algún auxilio, ¿es atendido inmediatamente por la policía? Dejar en manos de un licenciado en educación física la estrategia de Seguridad, es como dejar en manos de una orquesta sinfónica a alguien que no entiende de música. Y la realidad es así.
Queda demostrado que la Seguridad Pública en Izúcar de Matamoros desconoce de protocolos, sus tiempos de respuesta no son eficientes, no utilizan la tecnología ni cuentan con equipamiento, no hay una coordinación entre los diferentes órdenes de gobierno, y la Guardia Nacional ya no existe en el municipio.
Por el contrario, durante la actual administración, existen suficientes evidencias de que los uniformados se han visto envueltos en escándalos por violaciones a los derechos humanos, agresiones a comerciantes, periodistas y ciudadanos en general, lo cual, genera un clima de desconfianza en las autoridades.
Primero, porque no hay una estrategia de respuesta y acción inmediata ante los llamados y, segundo, porque los resultados son negativos en todo lo relacionado a la inseguridad. Usted, ¿qué piensa de la Seguridad Pública en Izúcar de Matamoros?…