Abraham Onofre/ Izúcar de Matamoros, Pue.
Durante la noche del pasado lunes 27 de noviembre, entre caos e incertidumbre, un inmueble histórico abandonado ubicado en el corazón del centro de Izúcar de Matamoros se convirtió en el epicentro de un voraz incendio. Los elementos del Cuerpo de Bomberos de Izúcar, arribaron al lugar para contener las llamas y evitar que el fuego se propagara incontrolablemente, salvaguardando así a la comunidad de una tragedia mayor.
Según fuentes extraoficiales, se sospecha que el siniestro fue iniciado por un indigente. Este edificio, que ha yacido en el abandono desde el fatídico terremoto del 2017, ha sido testigo de la desolación. Afectado por los estragos del desastre natural, se ha convertido en refugio de desechos, habitado por personas sin hogar y punto de encuentro para individuos que buscan sumergirse en el oscuro mundo de las drogas.
Además, la precariedad estructural tras el derrumbe sufrido el 19 de septiembre del 2017 lo ha convertido en un peligro latente, especialmente para aquellos que buscan resguardo en sus deterioradas paredes. Las condiciones precarias no solo amenazan con colapsar el edificio, sino que ponen en riesgo la vida de quienes, en su desamparo, buscan un techo sobre sus cabezas.
Este lamentable episodio vuelve a poner de manifiesto la urgente necesidad de abordar la problemática de los espacios abandonados en la ciudad, así como la asistencia a personas en situación de calle.