Alberto Jiménez Merino / Nuevos Horizontes
«Siembra nopales, siembra magueyes, así tendrás que comer, así te darás a conocer”: -Nezahualcoyotl-
Saludo a los organizadores, productores, participantes y consumidores de la Feria del Mezcal Poblano, que del 2 al 4 de septiembre se encontraron en el centro comercial “Parque Puebla”, y deseo el mayor éxito a quienes lo hicieron en la Expo Mezcal Orgullo Puebla, en el Centro de Convenciones del 9 al 11del presente.
Como poblano, ingeniero agrónomo y ex secretario de Desarrollo Rural del estado, en dos administraciones estatales, he seguido de cerca la problemática y evolución del campo poblano desde 1991. He sido parte activa de la atención a algunas necesidades en diferentes comunidades de los 217 municipios; casi en cada una tenemos una historia de progreso.
También he tenido como norma respetar y no entrometerme ni opinar sobre las acciones que mis sucesores hacen. Y mantengo en todo momento, desde mi separación del cargo, gran disposición para atender cualquier requerimiento de apoyo que hubiera. He tenido el cuidado de dejar por escrito lo realizado, como referencia para poder mejorarlo de ser necesario.
Siento gran orgullo al ver la realización de dos exposiciones de Mezcal Poblano en este mes de septiembre, y sigo con mucho interés la intención del gobierno estatal para reforestar el territorio con nueve millones de árboles, de los que, según lo anunciado, 250 mil se plantarán este año, aunque solo queda septiembre con lluvias y este ciclo ha sido muy seco.
Estoy convencido de que los mejores programas y proyectos requieren del conocimiento geográfico del estado, escuchar directamente para conocer las necesidades de los poblanos. Y, la mejor prueba de su pertinencia es que la gente se apropia de estos programas, porque son de ellos.
Mi primer contacto con una comunidad mezcalera fue Santa María Xoyatla, en el municipio de Tepeojuma, Puebla, en el año 2001. Ahí estaban Plácido Flores Pacheco y otros productores haciendo mezcal, trabajando a pleno sol, con técnicas muy precarias.
Uno de los principales problemas era el molido de las piñas cocidas de agave para la fermentación. Se hacía a mano con hacha; 40 piñas se desmenuzaban por dos hombres en 8 horas. Usaban sulfato de amonio para acelerar el proceso y se fermentaba en cueros de animales. La destilación tardaba hasta 46 horas.
El rendimiento de mezcal era de 100 litros por tonelada, se vendía en botellas recicladas a menos de 40 pesos litro. No había análisis químicos y comercializaban con temor a los inspectores de gobierno.
En ese entonces se realizó una Gira de Intercambio Tecnológico a Nochixtlán y Mihuatlán, en Oaxaca. La capacitación demostrativa es la mejor vía para promover la innovación cuando los productores tienen pocos años de escolaridad.
Ahí conocieron la máquina desmenuzadora de piñas y otras 5 mejoras al proceso. Ampliaron su visión, reafirmaron sus conocimientos, fortalecieron su seguridad y autoestima e iniciaron un camino hacia el desarrollo del mezcal poblano.
Este fue el antes y después de una industria con gran potencial, un salto de casi 100 años, una transformación real.
Entre 2001 y 2005 se apoyaron 24 fábricas y se crearon 8 marcas; se inició el censo de productores, listado de plantaciones y relación de fábricas, necesario para tramitar la Denominación de Origen que se logró más recientemente. Hoy se cuentan más de 60 marcas en Puebla.
Debido a que las piñas del agave provienen del aprovechamiento de especies silvestres, se ha provocado un gran deterioro ambiental y encarecimiento de la materia prima. Por ello se inició la plantación de agave con especies locales. El potencial de plantación de agave en Puebla, principalmente en la Mixteca, supera las 250 mil hectáreas y más de 750 millones de plantas.
Puebla es un estado que pierde en promedio 16 mil hectáreas de zonas arboladas y casi 8 millones de toneladas de suelo fértil anualmente. Actualmente, más del 50 por ciento de los árboles que se plantan se mueren, principalmente porque son de tamaño pequeño, especies inadecuadas a la región, no tienen importancia económica, se ponen en terrenos marginales o se plantan fuera de la temporada de lluvias.
Hasta el año 2005, la Secretaría de Desarrollo Rural mantenía la función de reforestación que luego se transfirió a la Secretaría del Medio Ambiente. En el año 2000, se iniciaron proyectos de plantación de árboles de Navidad, que permitió a Puebla realizar su primera Feria del Árbol de Navidad en 2006. También se iniciaron plantaciones de cedro rojo y caoba en la Sierra Nororiente que se empezaron a cosechar en el 2016.
Como ya hemos compartido antes, desde el año 2000 se inició la reforestación con bambú que hoy suma más de 800 hectáreas, varios centros de procesamiento y un gran potencial económico y ambiental.
Con base en lo expuesto en las líneas superiores, tengo ganas de, reforestar, Puebla, haciéndolo al inicio de las lluvias, con plantas o por semilla tratada, dando prioridad a recuperar la vegetación en las zonas de nacimiento de acuíferos, con especies locales de interés económico y melífero para proteger a las abejas. Con bambú, cedro rojo, caoba, árbol del hule y amate, para el papel en las Sierras Norte, Nororiente y Negra; con pinos, encinos, capulín y pino piñonero en el Altiplano; con agaves, tempexquixtle, árbol del borrego, mezquite, huizache, cuahuayote o huamúchil en la Mixteca.