Alberto Jiménez Merino / Un Nuevo Comienzo
Según expertos, la pobreza en México y América Latina alcanza ya a 80 millones de personas y se considera un retroceso de 27 años a nivel regional, principalmente debido a la pandemia COVID y a las políticas aplicadas en los diferentes países.
La migración, el deterioro ambiental, la sobrepesca ribereña y oceánica, la inseguridad pública y la incidencia de desastres naturales por fenómenos meteorológicos debidos al cambio climático, siguen creciendo sin que ninguno de estos problemas, al menos en México, tenga siquiera un plan de atención o un plazo para su solución.
El suelo, la vegetación, el agua, la fauna, los combustibles fósiles, los materiales pétreos y el aire, han mantenido procesos extractivos de aprovechamiento que nos ha llevado a perderlos en proporciones preocupantes porque su recuperación, en el caso de los renovables, necesitará de siglos y grandes inversiones para asegurar el futuro de las nuevas generaciones.
Tenemos un grave problema de productividad, el uso de recursos para obtener un determinado volumen de productos es muy alto debido a prácticas inapropiadas, a la falta de conocimiento de los recursos, desconocimiento de otras opciones, artes y técnicas prohibidas y, en general, a la falta de una educación, capacitación y acompañamiento, desvinculados de las realidades socioeconómicas o ambientales.
A juzgar por la pobreza predominante en nuestro país, la inseguridad pública y por el inaceptable deterioro ambiental existente, puedo afirmar que el sistema educativo nacional y los diversos modelos aplicados han fracasado, solo hay que revisar el estado de resultados obtenidos en la actualidad.
La escuela mexicana no ha hecho la tarea en materia de Educación Financiera, porque 8 de cada 10 personas la desconocen; en Educación Ambiental, ya que las comunidades no conocen adecuadamente los recursos disponibles para su correcto aprovechamiento; en Educación Alimentaria, ya que tenemos graves problemas de seguridad alimentaria, desnutrición, sobrepeso y obesidad; en Educación Cívica y Ética, porque al eliminarse de los contenidos escolares se han ido perdiendo los valores humanos, aumentando la inseguridad pública y la corrupción que pone a México en el lugar 124 de 180 países evaluados.
Con cierta sorpresa y muy baja expectativa para muchos, este fin de semana nos enteramos que la Secretaría de Educación Pública (SEP) iniciará la realización de 32 asambleas estatales entre el 31 de enero y el 25 de marzo, para la integración de un Nuevo Modelo Educativo para el Nivel Medio Superior.
Es sorpresa porque al hacerlo después de la mitad del periodo de gobierno y con la elección presidencial adelantada, se demuestra que no había un Plan para la educación o al menos no ha sido la prioridad. Es de Baja expectativa, porque integrar un Nuevo Modelo Educativo en tres meses, para un país con más de 126 millones de habitantes, 2 mil 500 municipios, 750 microregiones, con los 5 tipos de clima existentes y con 199 mil comunidades, es simplemente un ejercicio marginal.
Pero siendo positivos y propositivos, deseo aclarar que los grandes problemas nacionales no solo son problemas de la educación, pero no me queda duda que la formación y transformación de las personas solo lo puede hacer la educación. Y, sin duda afirmo que la educación que recibimos ha sido insuficiente y desvinculada de las necesidades que debiera atender.
Un Nuevo Modelo Educativo como los que se han inventado cada sexenio como el presente, debe considerar como elementos centrales la diversidad ambiental y socioeconómica de las diferentes regiones, los grandes problemas nacionales, el conocimiento básico de los recursos naturales existentes en el entorno, las necesidades de las familias y sus comunidades y, las necesidades de los diferentes sectores productivos o actividades económicas actuales y potenciales, que hoy no están considerados.
Un Nuevo Modelo Educativo debe considerar una reducción sustantiva de los contenidos teóricos, hoy predominantes, para tener una mayor proporción de actividades prácticas que aumenten la capacidad innovadora y liderazgo de los profesionistas. Al respecto, el modelo Alemán de Educación Dual del que ya ha habido importantes esfuerzos para adoptarlo en las escuelas CONALEP y DGETA, es una muy buena opción. Formar líderes especialistas y grupos técnicos para cada uno de los principales problemas nacionales, estatales y municipales es algo impostergable.
La alimentación, el agua, la producción y el empleo, los servicios públicos, la salud, la vivienda, la seguridad pública y el ingreso son elementos indispensables para una vida digna y en todas estas necesidades la educación tiene una participación básica y relevante.
Es una lástima que la ideología, la ambición política e intereses personales de los gobernantes no permitan verlo.