Alberto Jiménez Merino / Nuevo Comienzo
Estudios realizados por diversos autores y compilados por Jorge de Alba (QEPD), en su libro Panorama de la Ganadería Mexicana, coinciden en señalar los bajos niveles productivos que esta actividad tiene en las zonas tropicales desde hace décadas. Las vacas tienen una cría cada dos años y un toro tarda 36 meses para alcanzar el peso de mercado de 350 a 400 kilogramos.
La producción de leche de las vacas es menor a 4 litros diarios, apenas suficiente para satisfacer a la cría sin posibilidades de obtener algo para la venta. La ganancia de peso es baja y, durante la época seca, cada animal pierde entre 30 y 60 kilos por falta de alimentos y los debe recuperar en la siguiente temporada de lluvias, por ello, se alarga el periodo para alcanzar el peso de mercado.
La ganadería en las Mixtecas (Guerrero, Puebla, Oaxaca y Morelos) se practica de manera tradicional en los montes, por pequeños productores que en la mayoría de los casos la ven como una actividad complementaria a la agricultura de temporal, también de bajos rendimientos.
El ganado se va a los montes al inicio de las lluvias para alimentarse de la vegetación natural, sin costo para los ganaderos, y para que no dañe los cultivos sembrados en las partes bajas cercanas a las comunidades. Cuando se realiza la cosecha de los granos sembrados, vuelve el ganado para alimentarse de los residuos de las cosechas agrícolas.
Esta ganadería tiene índices productivos muy bajos, siendo en cierta forma de autoconsumo o como una fuente de ahorro anual. Sus inventarios, que están por debajo de los 20 animales por productor, no permiten el manejo adecuado del ganado ni la tecnificación necesaria para aprovechar su potencial productivo.
No hay cultura de complementar la alimentación, prevenir y atender enfermedades, proporcionar agua suficiente, ni el adecuado manejo reproductivo con técnicas como la monta directa, cruzamientos, inseminación artificial o el trasplante de embriones.
No hay todavía una cultura de siembra y producción de forrajes, porque en los montes se obtiene en forma gratuita o barata y no se reconoce la necesidad de cultivarlos antes de cubrir la necesidad de los granos básicos para la alimentación; pero también porque en general no hay servicios técnicos para atender este tipo de ganadería, que ni siquiera aparece en los contenidos educativos tan orientados hacia actividades productivas con mejores condiciones de recursos.
Esta ganadería de los montes tiene un alto impacto en el medio ambiente al provocar deforestación, ser causa de incendios y erosión del suelo, con lo que se reduce la capacidad productiva de alimentos y la capacidad de los suelos para retener agua, provocando más escurrimiento, inundaciones y la desaparición de manantiales.
El envío de animales a los montes forma parte de acuerdos intra e intercomunitarios, llegando a ser en algunos casos, motivo de conflicto y tensión social, por la falta de coordinación en el desplazamiento de los animales de los terrenos agrícolas o entre las áreas de pastoreo.
La ganadería en los cerros es una ganadería de incertidumbre, con pocas posibilidades de vigilancia y manejo y, según me informaban en Acteopan, en el estado de Puebla, cada año se incrementa el número de animales que, en busca de alimento o agua, se han rodado en las barrancas convirtiéndose en pérdida económica.
Para resolver esta problemática, hemos impulsado la siembra de praderas y cultivos forrajeros de mayor potencial, que permita resolver la falta de alimentos para el ganado y garantice la producción suficiente para tener a este en las partes bajas y cercanas a las comunidades, en donde pueda recibir los cuidados y mejoras técnicas para aprovechar su potencial productivo hoy desaprovechado.
La siembra de praderas y asegurar la fuente de agua, son los primeros pasos. Luego viene la prevención y atención de enfermedades y parásitos, las buenas prácticas pecuarias y el manejo reproductivo que permita avances sustantivos en la mejora genética.
La política pública para el fomento ganadero ha sido limitada, los presupuestos han sido insuficientes y las prioridades de atender los granos básicos no dejan margen para destinar recursos a un sector que se ha considerado como rico.
El Proyecto Regional Praderas para el Desarrollo Ganadero de las Mixtecas, impulsado por el Centro de Innovaciones Agroalimentarias y Tecnológicas (CIAT) México, es una gota de agua en el inmenso mar de necesidades que existen en el territorio nacional, pero con un gran esfuerzo de ganaderos, prestadores de servicios técnicos y la voluntad de algunos presidentes municipales.
En Puebla ya se tiene los siguientes resultados: 48 parcelas demostrativas establecidas, 250 hectáreas sembradas de praderas con pasto Mavuno en 35 municipios y 5 Centros de Inseminación Artificial, Trasplante de Embriones y Servicios Pecuarios en operación. En este proyecto mi principal finalidad es la prosperidad de los ganaderos.