Alberto Jiménez Merino / Un Nuevo Comienzo
México cerró el 2021 con una tasa anual de inflación de 7.36 por ciento, después de que en noviembre se registró la tasa más alta desde el año 2001, según datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI) y estimados por la Organización México, ¿Cómo vamos?
De acuerdo con la misma fuente la inflación anual en electricidad, gasolina y gas fue de 5.92, 13.98 y 6.87 por ciento, respectivamente. El impacto de diciembre fue más alto por un mayor incremento de los precios de los alimentos.
Según el Banco de México, inflación es un fenómeno de la economía relacionado con el aumento desordenado de los precios de la mayor parte de los bienes y servicios que se comercializan por un periodo prolongado. Para medir la inflación, el INEGI da seguimiento mensual a 235 mil precios de 46 ciudades del país.
Por otro lado, la Comisión Nacional del Agua (CONAGUA) declaró un estado de emergencia por la persistencia de sequía extrema y severa que afectó a las cuencas de nuestro país este 2021. Al menos en 8 cuencas que surten agua a 8 zonas urbanas de igual número de estados, el acceso al servicio de agua podrá ser restringido según la Revista Tec Review, con datos de la Agencia EFE.
El 2020 fue un año con un 3 por ciento de lluvias menos que el 2019 y eso provocó la incidencia de sequía entre abril y mayo del 2021 en el 80 por ciento del territorio nacional, para finales del año la sequía preocupaba en al menos un tercio de la superficie país.
La pandemia COVID y la sequía desarticularon las cadenas de producción y abasto de alimentos, lo que ha dado como resultado una menor disponibilidad y mayores precios de estos en los mercados reflejados en la inflación que actualmente vivimos.
La sequía ha complicado el abasto de agua potable en los centros urbanos, mayor costo de las pipas que abastecen los hogares y en las zonas rurales menor actividad agropecuaria, más incendios forestales, descapitalización de familias, desempleo y migración hacia los Estados Unidos.
Con independencia de quienes son los culpables de la inflación o la sequía, si son problemas añejos o recientes, y al margen de la ideología de quienes toman las decisiones, estos son dos grandes problemas nacionales que ameritan atención inmediata, junto con la salud, el COVID y las vacunas, la reactivación económica, la inseguridad creciente, la pobreza, la educación y la justicia.
Se requiere con gran urgencia Programas de Empleo Temporal para hacer frente a esta época seca, entre enero y junio, donde la población empobrecida rural y urbana no tiene opciones de ingresos.
Acciones como prevención de incendios forestales, mantenimiento carretero y caminos rurales, mantenimiento de derechos de vía, limpieza de ríos y barrancas para prevención de inundaciones, son de manera enunciativa ejemplos de algunas actividades posibles de apoyar.
Se necesita de Programas de Apoyo para la construcción de obras de captación de agua para el abasto potable directo a comunidades debido a la reducida disponibilidad que hay en el subsuelo, así como para el abasto del ganado, acuacultura y pequeñas áreas de riego agrícola. Impulsar la tecnificación del riego es impostergable para mejorar la productividad agrícola y recuperar volúmenes para uso público urbano.
Se estima que más del 40 por ciento de la población se encuentra en pobreza laboral, y necesita con gran urgencia apoyos para asegurar su alimentación. Programas de despensas alimentarias emergentes además de apoyos productivos como Huertos y Granjas Familiares de temporal como la milpa mexicana; maíz-frijol-calabaza y la cría de pequeñas especies pecuarias, para la producción de una parte de los alimentos que las familias requieren.
Necesitamos un gran Proyecto Nacional de Apoyo a los pequeños productores de autoconsumo, que representan el 80 por ciento de la población agropecuaria, mediante la dotación de semillas, abonos y fertilizantes, herramientas, maquinaria, equipo e infraestructura para el almacenamiento de las cosechas evitando pérdidas por plagas y humedad.
Para los pequeños ganaderos es prioritario asegurar la alimentación de sus animales a lo largo del año, mediante la adopción de praderas y forrajes, métodos de conservación de éstos, dotación de semen y embriones para una mejora genética eficiente y a corto plazo que permita una mayor productividad.
Se requiere de un apoyo integral para reconstruir las cadenas productivas y de suministro alimentario mediante crédito emergente para insumos, mecanización, tecnificación, sanidad e inocuidad, logística y apoyos a la comercialización hacia los diferentes destinos mediante los tratados y acuerdos existentes.
Pero si por las condiciones de austeridad o la falta de voluntad lo anterior no fuera posible, busquemos la forma de apoyar con capacitación, asistencia y acompañamiento técnico a quienes hoy producen sin mayor orientación y apoyo que como Dios les da a entender.