Gabriel Sánchez Andraca
Antes de que se efectuaran las pasadas elecciones para la renovación de Ayuntamientos, dimos a conocer en este espacio una encuesta realizada por una empresa privada especializada en atender asuntos municipales, y que encabezan nuestros amigos César Musalem y Gabriel López Castañeda, con mucha experiencia en estos temas, pues fueron los funcionarios que estuvieron al frente de la Dirección Estatal de Asuntos Municipales en los gobiernos de Piña Olaya y Melquiades Morales.
La pregunta básica fue: ¿Cree usted que el presidente municipal del lugar donde vive pueda lograr su reelección? ¿Del uno al diez, qué calificación le daría a su presidente?
Las respuestas mayoritarias fueron “No” y las calificaciones otorgadas fueron de reprobados, y en muy pocos casos la valoración fue 6, o sea, los pasaban, como se dice en la jerga escolar, de ‘panzazo’.
Las posibilidades de reelección en las elecciones próximas siguen siendo de rechazo a que los alcaldes, regidores, síndicos, y también para los diputados locales, lo hagan. Bueno, la opinión mayoritaria, es que “ni siquiera lo intenten”. Esto según lo dicho por unas encuestas que se hicieron y se publicaron.
LOS AYUNTAMIENTOS SON LOS ÓRGANOS de gobierno encargados de atender las necesidades de sus habitantes en servicios públicos como: agua potable, alumbrado público, aseo de calles y jardines, atención a los problemas de salud pública, mantenimiento de mercados en buen estado, regulación de tránsito y mantenimiento de la seguridad pública, entre otros.
Ni en los municipios pequeños, ni en los medianos y grandes, los ayuntamientos cumplen con esas obligaciones. La actuación de las autoridades municipales en su inmensa mayoría, es muy mediocre. Pero no puede culparse del todo a los alcaldes y regidores, sino a los partidos políticos, que no hacen ni el mínimo esfuerzo para preparar política y socialmente a sus afiliados, para que cuando lleguen a ocupar un puesto público lo hagan con eficiencia, responsabilidad y honradez.
Ni siquiera la Cuarta Transformación ha logrado quitar la idea de muchos políticos pueblerinos, de que esos puestos son para hacer dinero y no para servir a su pueblo.
Pero ya es tiempo de que las cosas cambien también en la provincia. Hay que exigir a los partidos que capaciten a sus militantes para trabajar con eficiencia y honradez en el servicio público. Esto es prioritario o debería serlo. Dinero no les falta, pues tienen recursos que reciben del erario, para implementar cursos sobre el tema.
Deben capacitarse a los políticos, importantes, los medianos y los pequeños, porque forman una clase social significativa que se ha debilitado, porque la mediocridad ha hecho presa de todos ellos, salvo excepciones. La reelección debe ser un premio a la eficiencia, a los buenos resultados, a la honestidad y no a la grilla, que es propia de los malos aprendices de políticos.
LA OPOSICIÓN AL RÉGIMEN ACTUAL DE LA 4T, al pedir diálogo para llegar a acuerdos para hacer los cambios legales que se necesiten, están demandando en realidad, un cambio sin ruptura; es decir, un cambio para que todo quede igual.
Los opositores han perdido el poder y por tanto privilegios, y mucho dinero proveniente de la corrupción, y si el gobierno abre el diálogo con ellos y no llegan a acuerdos, porque no van a llegar, pues los intereses particulares y los del pueblo de México son cosas completamente contrapuestas.
Entonces la oposición, llámese como se llame, acusará al gobierno, como lo ha venido haciendo, de intransigente, de dictatorial, lo que en realidad fueron los gobiernos neoliberales, pues a nadie le pidieron permiso, porque debieron pedir permiso al pueblo, para entregar el petróleo nuevamente al capital extranjero; para entregar la electricidad; para desatender al campo e importar maíz forrajero y transgénico para alimento de los mexicanos., para entregar gran parte de nuestro territorio a empresas canadienses para explotar las minas, etc.
Los cambios que se están haciendo y que deben seguir necesariamente provocarán ruptura. Se rompe con los intereses creados para beneficio de unos cuantos, que por eso llegan a sentirse dueños del país, y México es de todos los mexicanos, no de unos cuantos que lograron encaramarse en el poder.