Gabriel Sánchez Andraca
**El abuso de poder, mal manejo de presupuesto, sueldos elevados y violaciones a los derechos humanos de ciudadanos, es lo que abunda en las actuales administraciones**
Como ocurrió en el pasado, son poquísimos los presidentes municipales en funciones que tienen posibilidades de aspirar a la reelección.
Casi todos pretenden reelegirse o de perdida lograr una candidatura para diputados locales, pero en encuestas realizadas en varios de los municipios más importantes, los ciudadanos han calificado a sus autoridades municipales como reprobadas.
Están a la mitad de su mandato y ya tienen poco tiempo para ganar la aprobación de los ciudadanos de sus respectivos municipios.
Están encarcelados por diversas faltas los alcaldes de: Tehuacán, Felipe Padjane; de Acatlán de Osorio, Arturo N; de Piaxtla, Miguel Angel N; de Tepeyahualco, Eyerin N; Inés Saturnino N de Tecamachalco y Juan N de Ciudad Serdán. Todos los municipios mencionados son importantes por su número de habitantes y por su desarrollo económico, pero las malas autoridades locales frenan su progreso, e incluso los hacen retroceder.
Hay mal manejo del presupuesto, se asignan sueldos muy elevados, no toman en cuenta a sus regidores, cometen violaciones a los derechos humanos de sus ciudadanos y tienen complicidades con elementos policíacos corruptos y abusivos, como los recientemente denunciados ante las autoridades judiciales del Estado, caso de Izúcar de Matamoros, que por cierto a dos meses de distancia, no se ha resuelto, por lo que se está pidiendo la intervención de las autoridades federales y de la comisión encargada de los delitos contra periodistas, pues hubo abusos contra dos colegas, una reportera y una fotógrafa, además de cinco mujeres activistas.
LOS PARTIDOS POLÍTICOS SON EN GRAN PARTE responsables de estos abusos, por no capacitar a sus candidatos a puestos de elección popular, por no cuidar su desempeño como autoridades, pues malos Ayuntamientos repercuten en la votación para sus propias organizaciones políticas, y en no mantener una comunicación permanente con los ciudadanos, para conocer el buen o mal gobierno que sus militantes convertidos en autoridades realizan.
Ya falta poco para que los gallineros municipales empiecen a alborotarse para las próximas elecciones. Si los dirigentes de los partidos tuvieran un poco de responsabilidad partidista, estarían trabajando para que quienes representen a su partido como candidatos, guarden las mínimas condiciones para realizar buenos gobiernos, y no cometan atropellos y latrocinios como los que estamos viendo en numerosas demarcaciones municipales.
Pero los dirigentes partidistas tienen también su corazoncito y en lo que piensan es en alguna diputación federal o local, y no en mejorar la imagen de su partido ante la opinión pública.