**Morena no puede designar a un candidato para gobernar a Puebla sin experiencia, sin carrera política comprobada, sin carrera administrativa, sin sensibilidad social probada. Es decir, no puede designar a un político o política primerizos**
Puebla es una entidad complicada: no solo cuenta con siete regiones económicas tan dispares como la Sierra Norte y la Mixteca poblana, como la región oriental y la central del estado. Durante la época colonial solo existía la capital del estado, destinada a albergar a los españoles y criollos, y así siguió por muchos años después de la Independencia. Los habitantes de la ciudad podían conocer Europa o los Estados Unidos, además esa era su vocación, pero desconocían por completo el interior de su estado.
El interés de los poblanos de la capital por visitar poblaciones del interior de su estado, es reciente. Empezó por las promociones turísticas nacionales para visitar el valle de las Piedras Encimadas en Zacatlán, las grutas y el pueblo de Cuetzalan, los balnearios de aguas minerales de Tehuacán, etc.
Los habitantes de los pueblos del interior del Estado se sentían relegados, discriminados por los capitalinos. Hubo casos en los que los habitantes de esos pueblos y sus autoridades municipales pretendieron su anexión a los estados de Morelos y de Guerrero.
Cuando la campaña por la gubernatura del doctor Toxqui, resultó que en Ixcamilpa de Guerrero, un pueblo fronterizo con la entidad guerrerense, conocían muy de cerca al candidato a la gubernatura de ese estado vecino, Rubén Figueroa, por haber sido el Vocal Ejecutivo de la Comisión del Balsas, entidad que apoyó a las autoridades y habitantes de Ixcamilpa para introducir la energía eléctrica y también para enviar a jóvenes del lugar a estudiar a la ciudad de México.
Por esa razón, cuando siendo candidatos ambos personajes se reunieron en Ixcamilpa y los más nutridos aplausos se los llevó el guerrerense, muchos de los políticos poblanos se dieron cuenta del abandono en que habían estado los pueblos alejados del centro. Y Figueroa también…
Al bajar del helicóptero en el que se transportó con su comitiva para el encuentro con Toxqui, dio una breve conferencia de prensa a los recién llegados reporteros cubiertos de polvo por un camino de terracería terriblemente descuidado, y un compañero, Javier Gutiérrez Téllez, dijo al iniciar la breve plática con el candidato del vecino estado: “Gabriel, se dirigía a este reportero, identifícate. El compañero es de Guerrero”, agregó y Figueroa volteó a verme y solo dijo: “Ah sí…” e inició la plática con todos.
Al finalizar, se despidió de todos de mano y a mí me tomó del hombro y me comentó: “Paisano, aquí entre nos, Ixcamilpa también es de Guerrero” y los dos reímos.
Unos años después, ya con Guillermo Jiménez Morales en el poder, tuvo que hacer un viaje a un municipio cercano a la región de Atlixco, que pretendía pasar a formar parte del estado de Morelos porque se sentían completamente olvidados de los gobiernos poblanos. Jiménez Morales los convenció de que tendrían la atención que merecían y así lo hizo, con lo que terminó el problema.
NO PUEDE SER PUES, UN IMPROVISADO, SIN carrera política en el Estado, sin experiencia, sin que conozca a la gente y que la gente lo conozca, el candidato del ahora partido mayoritario.
Hay algunos “morenistas” que reprochan a los precandidatos más conocidos y experimentados su antigua militancia priísta, pero son los mejor posicionados, los más aceptados y los más conocidos.
Su carrera la hicieron, es cierto, en las filas del Revolucionario Institucional, como ahí la inició también Andrés Manuel López Obrador, el hoy presidente de la República.
Durante la Edad Media dominó en el mundo occidental la Iglesia Católica. Lo controlaba todo. Y cuando Lutero rompió con el Vaticano, miles de católicos lo apoyaron y fueron el monje católico Lutero y los cientos de miles que lo apoyaron, todos ellos católicos, los que hicieron posible el cambio que en ese momento se necesitaba.
IGNACIO MIER VELAZCO Y ALEJANDRO ARMENTA MIER, son los aspirantes más fuertes e idóneos para gobernar a Puebla. Ambos tienen experiencia política y administrativa, y los dos han sido piezas fundamentales para coadyuvar, desde las Cámaras de diputados y de senadores, con el jefe del Poder Ejecutivo, a emprender la Cuarta Transformación.
Los dos han sido altos funcionarios en Puebla, han sido legisladores, han ocupado puestos administrativos estatales y municipales, y los dos han tenido un desempeño brillante en los puestos legislativos que ahora desempeñan a nivel federal.
Pero también han sido dirigentes estatales de su antiguo partido, el Revolucionario Institucional, y lo hicieron bastante bien. El que resulte seleccionado por la militancia de Morena debe contar con el apoyo decidido de todos los militantes de ese partido. Esa es la regla del éxito para el nuevo partido mayoritario de México: evitar divisiones y mostrar unidad. Los adversarios están afuera y no dudarían en utilizarlos para sus propios fines.