Columna de Opinión / Gabriel Sánchez Andraca
Desde hace unas semanas, diversos dirigentes políticos del PRI, PAN, PRD y otros, vienen diciendo que estos no son tiempos electorales, que falta casi un año para que empiecen a moverse las aguas a fin de designar a los candidatos a la gubernatura de Puebla, y son ellos mismos los que andan urgidos para que empiece el mitote.
Don Eduardo Rivera Pérez, el flamante presidente municipal de Puebla, por segunda vez quiere que ya se defina lo de la alianza PRI, PAN, PRD, para saber a qué le tira.
Don Néstor Camarillo Medina, dirigente estatal del PRI, quiere que sea de su partido el futuro candidato de la alianza Va por México a la gubernatura del Estado, pues ya el PAN tuvo su chance con la candidatura a la presidencia municipal de Puebla, a la que esa alianza hizo triunfar.
Doña Blanca Alcalá Ruíz, un personaje importante dentro del priísmo, dice que la alianza tiene que seguir. Los conocedores afirman que ella tiene ganas de ser la candidata y no estaría mal, pues como presidenta municipal de la capital, hizo un buen trabajo.
Lo malo para los políticos de esos partidos, es que su desprestigio ante la opinión pública crece, en vez de disminuir.
Los partidos de la alianza, PRI y PAN, están desprestigiados a nivel nacional. El juicio que acaba de iniciarse contra el que fue secretario de “seguridad” del país en el sexenio del panista Felipe Calderón, pone de manifiesto la gran corrupción que había entre los funcionarios calderonistas, y de la incapacidad del presidente, que “nunca se enteró de lo que realmente era García Luna”, pese a tenerlo tan cerca durante todo el sexenio.
El gobierno del priísta Enrique Peña Nieto fue un verdadero desastre. Un poquito más y nos deja con el petróleo y la electricidad en manos del capital extranjero; nos dejó con el Instituto Mexicano del Seguro Social en manos del sector privado que sabe cobrar, aunque no preste servicios de acuerdo a lo que cobra; también había un proceso de privatización de la educación media y superior, y con una dependencia alimentaria que nos hacía comprar maíz forrajero y transgénico, en vez de impulsar la producción local. Los gobiernos revolucionarios de los años 30 a los 60, lo que más cuidaron e impulsaron fue nuestra autosuficiencia energética y alimentaria, que garantizaba la soberanía del país. Todo eso el gobierno priísta de Peña Nieto estuvo a punto de tronarlo.
Pero también ha desprestigiado al partido tricolor su alianza con el partido conservador de siempre, Acción Nacional, histórico adversario del liberalismo mexicano representado por el PRI.
Por lo que respecta al PRD, ha perdido su registro en 22 estados del país y sólo lo mantiene en las diez entidades restantes, entre ellas Puebla. Es un partido agonizante, aunque puede mejorar un poco si sus dirigentes se olvidan de lo que llegaron a ser en un tiempo y se aplican a recobrar un poco de lo que tuvieron. Los opositores no están perdidos; están terriblemente desorientados.
LE COMENTAMOS AQUÍ HACE UNOS DÍAS la publicación de un libro editado por la BUAP y la autoría de Nicolás Dávila Peralta, cuyo nombre es La sed de Poder, que analiza lo que ha sido la derecha y la ultraderecha mexicana a lo largo de la historia, desde la época colonial hasta nuestros días.
Es un libro que nos hace comprender lo que está pasado ahora con el gobierno de la Cuarta Transformación y sus opositores derechistas.
UN ESTIMADO AMIGO NUESTRO, NOS INFORMA que el hospital de Cuautlancingo, frente a Angelópolis, ha sido renovado de todo a todo y que presta un servicio de primera a todas las personas que recurren a él, pues cuenta con el más moderno instrumental y con equipos de avanzada para atender a los enfermos. Es una institución oficial dispuesta para atender a todos por igual.