Gabriel Sánchez Andraca / Semana Política
Ayer fue despedido por familiares y amigos, en el panteón municipal de Amozoc, nuestro compañero y amigo Hipólito Contreras Flores. Descansa en paz, al lado de su señora madre fallecida hace tres meses a los 94 años de edad. Su padre fallecido hace dos meses, a la misma edad que su mamá, fue sepultado en la tierra natal de la familia, Misantla, Veracruz.
Damos las gracias a las numerosas personas que se han comunicado para expresar sus condolencias a la familia del compañero fallecido y a quienes trabajamos en esta empresa, donde Hipólito laboró durante una gran parte de su vida.
Nuestro compañero Hipólito Contreras Tinoco, quien por muchos años cubrió muy eficientemente las fuentes agropecuarias, falleció el domingo 12 de junio a la edad de 67 años, a consecuencia de una penosa enfermedad (un tumor cerebral inoperable) en su domicilio particular rodeado de su esposa y de sus tres hijos.
En el transcurso de su enfermedad, fallecieron sus padres, primero la mamá y un mes después el papá, ambos de 94 años, pero como su estado de salud era grave, sus familiares decidieron no decirle nada para no agravar su delicado estado. Esto ocurrió hace unos meses.
Era originario de Misantla, Veracruz, donde hizo sus estudios de primaria y secundaria.
Vino a Puebla para cursar la carrera de licenciatura en Letras Españolas, de la que solo cursó dos años. Fue entonces cuando ingresó a Cambio y en el transcurso de unos años, cursó la licenciatura en Comunicación hasta titularse, en la Universidad Realística de esta capital, posteriormente estuvo en Enlace Noticias y en otros medios estatales.
Su carácter sencillo y muy discreto, le ganó muchos amigos en el medio periodístico de Puebla.
Lo estimaban pese a que era poco comunicativo. Un día durante una gira del gobernador Alfredo Toxqui por la región de Chignahuapan, el propio gobernador pidió a sus ayudantes, que en la comida que se serviría en esa población de la Sierra Norte, sentaran junto a él a Hipólito, y él se sintió muy halagado y tuvo un comportamiento más abierto, pues el gobernador le hizo plática para animarlo a hablar. Eso lo supo este columnista por el propio compañero, cuando le pregunté por ese diálogo.
“Ajá Hipólito, conque te sentaron junto al gobernador y estuviste platicando con él”, le dije y él empezó a reír como acostumbrada, agachando la cabeza, y me dijo: “Al principio me sentí muy cohibido, pero él gobernador me dio confianza y creo que la plática fue buena”.
Durante el largo tiempo que fue reportero, solo faltó cuatro días seguidos sin avisar. Todos nos preguntábamos qué había pasado y nadie daba razón. El quinto día ya estaba en la redacción y entonces fingiendo enojo le preguntó: “Oye Hipólito, tú nunca has faltado al trabajo y ahora, sin avisar, sin decir nada, te desapareces cuatro días seguidos. Espero que tengas una respuesta que justifique realmente tu ausencia”.
El permaneció impávido junto a mí un momento y luego dijo con voz firme, pero dando rápidamente una vuelta para salir sin que yo notara su emoción: “Es que se murió mi hija”. Era una niña de tres años, su primera hija, que tuvo una neumonía y estuvo internada en el Seguro Social, donde desgraciadamente falleció. Así era nuestro compañero que el domingo dejó de existir.
Los tres jóvenes que nacieron después de la niña fallecida, son profesionistas universitarios, muy responsables en sus respectivos trabajos a quienes enviamos un caluroso abrazo, lo mismo que a su esposa, en estos momentos de dolor. Descanse en paz.