Gabriel Sánchez Andraca / Semana Política
Los políticos Manuel Velasco y Alejandro Moreno Cárdenas, el primero senador de la República por el Partido Verde y el segundo, dirigente nacional del PRI, fueron decepcionantes por la forma en que manejaron el asunto relativo al apoyo del PRI a la propuesta presidencial de reforma a la industria eléctrica.
Fueron pillados en una llamada telefónica del primero al segundo, para tratar un asunto delicado para ambos, que los exhibió en toda su mediocridad política. El senador, le dijo al priísta, que le iba a hablar en clave, y resulta que esa clave fue entendida por todos los que escuchamos el diálogo.
Moreno Cárdenas, “Alito”, se mostró soberbio en sus respuestas, puso sus condiciones para conversar con el funcionario encargado de tratar el asunto con él. El senador le dio un consejo: habla con él, procura llegar a un acuerdo, le dijo, pues si no, puedes salir perjudicado.
El dirigente priísta le contestó que él no puede renunciar a sus convicciones y lo que busca es impedir que el presidente siga destruyendo al país (parece que lo confundió con los ex presidentes priístas y panistas del periodo neoliberal); pero, en fin, si quería hablar con él, el funcionario debería esperar hasta que terminara las giras que tenía programadas y ya después le concedería audiencia.
Velasco, que fue gobernador de Chiapas y ahora es senador, parecía nervioso y Moreno Cárdenas, se mostraba o aparentaba seguridad en sí mismo. El diálogo fue bastante ligero, enredado, ambos utilizaron vocablos groseros y al final, Velasco le pidió a “Alito”, que le ayudara, diciéndole al funcionario, que ya “el Güero”, le había hablado del asunto.
AQUÍ EN PUEBLA, LA SECRETARIA DEL COMITÉ estatal del PRI, la diputada local Isabel Merlo Talavera, se quejó de la soberbia de los panistas en su trato con los priístas.
Resulta que los del PAN, sienten que en Puebla tienen la sartén por el mango y que pueden tratar a los tricolores como sus ayudantes, pues según ellos, la fuerza real en la entidad la tiene Acción Nacional, un partido que, en sus 80 años de vida, no ha podido tener comités municipales, ni en cien de los doscientos municipios del estado.
Un partido que en las últimas elecciones ha perdido sus bastiones como Tehuacán, Texmelucan, Atlixco, Teziutlán y otros municipios importantes.
Acción Nacional logró tener presencia, de nombre, en una gran parte del estado, con Moreno Valle Rosas como gobernador, pero éste mantuvo dividido al partido conservador, entre su grupo personal, llamado “morenovallista”, y los tradicionales militantes panistas, muchos de los cuales tuvieron que salir del estado despavoridos, durante los seis años del gobierno supuestamente encabezado por un panista, que además tenía un pequeño partido local, para lanzar a sus amigos personales que no fueran aceptados por la dirigencia nacional del PAN.
En el gobierno estatal panista, solo hubo un funcionario militante de ese partido, de la familia Rodríguez Concha, una familia conservadora y muy conocida en Puebla. Fuera de él, que ocupó un cargo medianamente importante, ningún otro miembro del PAN tradicional, ocupó una posición importante.
NUNCA PENSARON LOS VERDADEROS PANISTAS, que el primer gobierno que llegó gracias a sus siglas al poder en la entidad poblana, los iba a tratar tan mal. Sus principales dirigentes permanecieron fuera de Puebla o escondidos, durante los seis años del morenovallismo.
Y los priístas, nunca pensaron que el adversario tradicional de su partido liberal, fuera algún día a ser aliado de los herederos del partido conservador, que lucharon con las armas en la mano, contra Juárez, contra Cárdenas, contra todos los gobiernos surgidos de la Revolución de 1910, menos contra los gobiernos priístas neoliberales encabezados por Carlos Salinas de Gortari, que por tratos con los gobiernos estadounidenses, llevarían al PAN al poder para que hicieran destrozos, por su carencia de oficio político, por su falta de sensibilidad social, por su concepto de la historia nacional y por su falta de sentido patriótico.
Ya como aliados aquí en Puebla, los panistas se sintieron soñados y poderosos, y por eso dan trato de peones de hacienda de la época porfiriana, a los priístas, porque se sienten superiores y se consideran la segunda fuerza política del estado.
Se olvidan que el PRI tuvo y todavía tiene, la mejor estructura política que algún partido haya tenido en la historia nacional. Esa estructura ha quedado muy debilitada, pero todavía es superior a la que tiene el PAN, dividido y enfrentado por culpa de un gobierno panista; que su triunfo en la capital del estado, es circunstancial y pasajero.
Pensar que la capital es panista en su mayoría, es no conocer a Puebla y olvidarse de sus luchas liberales pasadas y recientes. ¿Dónde están los baluartes panistas de importantes municipios de la entidad, como Tehuacán, Atlixco y San Martín Texmelucan, de los que tanto presumían?
Los obreros, los campesinos, los maestros, los pequeños comerciantes, la clase media popular, no son panistas. Los hacen panistas temporales los errores de los malos gobiernos estatales y municipales del PRI o de otros partidos, que provocan descontento social por sus acciones.
Qué bueno que la diputada Merlo Talavera haya señalado el trato que los panistas pretenden dar a los priístas. Tal vez eso les haga abrir los ojos a los partidarios de la alianza PRI-PAN.