Ante el clamor general, incluyendo a organismos empresariales como la Canacintra, el gobernador Antonio Gali, ha ordenado el derribo de la ciclovía y ampliar a tres carriles el bajo piso de la autopista México-Puebla, construcción que tuvo por objeto, obligar a los usuarios de la vía que une a Puebla con la capital del país, a usar el segundo piso pagando el peaje correspondiente.
No solo no se logró el objetivo, sino que las protestas de transportistas, automovilistas y grupos empresariales arreciaron de tal forma, que se decidió oficialmente hacer los arreglos necesarios para corregir el error, aunque eso tenga un costo de 150 millones de pesos que se gastaron y que pasan a la bolsa de lo inútil, es decir, a la basura.
Otra obra que está siendo objeto de numerosas críticas, es la llamada Ciudad Modelo Audi, que debió haberse terminado en diciembre pasado y que todavía no puede ser ocupada por sus posibles habitantes, ya que carece de servicios básicos como alumbrado público y agua, entre otras cosas.
Diputados “valientes” son los del Congreso local. No se atreven a ver el asunto que tiene cerrada la 5 Poniente, exactamente frente al palacio legislativo, por campesinos de Jolalpan que piden la destitución de su presidente municipal a quien acusan de malos manejos (esto desde hace dos meses) pero ante la ola de asaltos a camiones del servicio público de transporte de esta capital, que ya cobró dos vidas, se encienden de indignación y con una valentía sorprendente, “exigen” reforzar la seguridad en el transporte ante asaltos y asesinatos.
Ya nomás faltaba que no lo hicieran.
Eso demuestra que están pendientes de la seguridad de los ciudadanos: Nada dijeron durante más de dos años sobre el robo de combustible en la zona de paso de los ductos de Pemex y por esa omisión surgió el “triángulo rojo”, donde la delincuencia casi se había apoderado de una parte del estado, hasta que este gobierno inició una dura campaña contra ese grave delito que tiene sumida en la inseguridad a los vecinos de numerosos pueblos y ciudades de la región oriental de Puebla.
La delincuencia creció durante 2016 al grado de que la entidad poblana, fue ubicada entre las que mayor crecimiento tuvieron en crímenes dolosos, robos con violencia y robo de autos y no se diga en robo de combustible, donde ocupa uno de los primeros sitios.
Los diputados locales de Tehuacán,
Teziutlán, Huauchinango, Xicotepec y otros distritos especialmente conflictivos, al parecer no se han enterado que en sus regiones, el crimen organizado amenaza, secuestra, asalta a pasajeros de autobuses, a transportes de mercancías y que han llegado a robar ganado subiendo terneras a camiones de redilas en número que una vez llegó a 70 y volvieron a regresar tres días más tarde, para llevarse 30 más. La vida económica y social de esos pueblos, se ha visto trastornada por la acción de la delincuencia.
Bueno, pero los diputados ya empezaron a despertar: ya exigen seguridad en el transporte público de la capital. Por algo se empieza.
Platicamos con dos ciudadanos de buena voluntad, que se unieron a Morena desde hace algún tiempo y que están decepcionados de lo que pasa al interior de ese partido
“Es igual que todos. Han llegado muchos oportunistas y ahora pareciera que la mayor parte de los militantes, andan en busca de un hueso que roer. Todos quieren ser candidatos, todos se sienten políticos experimentados, y se ve claramente que están aprovechándose del nombre de Andrés Manuel López Obrador, para sacar raja”.
Decepcionados y todo, ellos siguen ahí, pues consideran que por lo menos es un partido nuevo cuyos propósitos de no mentir, no robar, no engañar al pueblo, son buenos y claros y se puede exigir su cumplimiento desde la base del partido.
Los morenistas están seguros del triunfo, pero carecen de estructura, carecen de organización y ya entraron, como todos los partidos políticos de México, en una dura lucha interna por ganar posiciones en candidaturas para las próximas elecciones. Lástima.