Semana Política / Gabriel Sánchez Andraca
Le hemos venido informando del problema surgido en el municipio de Jolalpan, en los límites de Morelos y Guerrero y le dijimos que el “movimiento ciudadano” demandaba la destitución del presidente municipal, por mal manejo del dinero público y ese movimiento lo encabezaba la síndico municipal y tres regidores.
Había un plantón de un grupo de ciudadanos de aquel lugar, frente al Congreso del Estado en la ciudad de Puebla. Este plantón estuvo 69 días, más de dos meses, sin que los que protestaban lograran su propósito.
El plantón fue levantado por las autoridades pues provocaba muchos problemas viales en el centro histórico de la capital del estado, pero el presidente municipal sigue en su puesto, aunque despachando en su domicilio particular, pues el palacio municipal está tomado, nos dicen que por cinco personas.
Nos informaron, después de que el plantón se levantó de acuerdo con las autoridades, pues hubo un compromiso del alcalde de pagar a la síndico y a los regidores rebeldes, su sueldo completo, que el presidente municipal no tiene ningún problema con el presupuesto.
“La síndico y los regidores que encabezaron la protesta, no lo hicieron por motivos válidos, sino por intereses personales”, afirman nuestros informantes.
Cuentan la historia de unos terrenos propiedad del ayuntamiento de Jolalpan, que están a orillas de la carretera y por los que se interesó un empresario morelense, para construir ahí una gasolinera y una plaza comercial.
El presidente municipal se negó a vender el terreno, pero la síndico y los tres regidores que armaron el “movimiento” estaban de acuerdo en que se hiciera la venta y se repartieran el dinero entre los integrantes de la Comuna.
No aceptó el alcalde y entonces vino el problema.
Un grupo de personas se apoderó del palacio municipal obligando al presidente y a los regidores que le son afines y a empleados del municipio, a trasladarse al domicilio del propio alcalde, para despachar los asuntos que se presentaran.
Afirman funcionarios del Estado, que ese “movimiento”, en ningún momento tuvo el apoyo de la ciudadanía y que solo participaban algunos ciudadanos que nunca fueron más de cien y esa es la razón por la que no hubo destitución, aunque sí el pago de los sueldos retenidos a los integrantes del ayuntamiento que se rebelaron.
Jolalpan, nos dijo un conocedor de la zona, es un pueblo rebelde, pero tonto no es. Apoya movimientos populares cuando son justos, pero se da perfecta cuenta cuando no lo son.