La decisión del gobernador electo de Puebla, Antonio Gali Fayad, de crear un presupuesto participativo, a fin de que los ciudadanos puedan decidir las obras prioritarias que sus pueblos, sus municipios requieran, es una muy buena idea, que vendrá a terminar con el descontento que se provoca entre la población, cuando las cúpulas gobernantes deciden sin consultar a nadie, qué hacer y qué no hacer.
Gali Fayad ha demostrado sensibilidad política al atender los reclamos que se le han hecho desde la campaña, en el sentido de no concentrar la inversión pública en unos cuántos municipios, descuidando a la gran mayoría que requieren más atención y cuidado.
Uno de los anuncios más celebrados por los habitantes de la provincia poblana, fue el de que su gobierno atendería a los 217 municipios de la entidad por igual, desde el más pequeño hasta el más grande. Luego anunció que el 70 por ciento del presupuesto se destinaría a 216 municipios de la provincia y el 30 por ciento al municipio capital del estado.
Otra exigencia fue la de brindar atención al campo con la entrega de semilla mejorada y fertilizante a tiempo, ya que teniendo una agricultura de temporal, eso se hace sumamente necesario, pues si el tiempo se pasa, la entrega de la semilla y el abono ya no sirven para gran cosa.
En eso Gali tiene experiencia, pues como presidente municipal, las comunidades rurales que todavía existen en la capital del estado, recibieron esa atención con magníficos resultados. Las personas que auxiliaron al entonces alcalde del municipio capital del estado, en ese trabajo, tienen gran experiencia, han sido dirigentes de la Liga de Comunidades Agrarias y son de origen campesino.
La otra exigencia popular que le fue planteada, es la de que fueran los ciudadanos organizados quienes pudieran decidir las obras prioritarias para sus pueblos o municipios y no funcionarios que muchas veces sin conocimiento, desde la capital del estado, deciden la realización de obras que en la mayoría de los casos, no cubren necesidades reales.
El anuncio hecho esta semana de la creación de un presupuesto participativo para ese tipo de obras, ha sido bien recibido e incluso elogiado en los círculos políticos y en los pueblos y ciudades de la provincia.
Como consecuencia de las alianzas políticas que se han hecho últimamente en Puebla, es posible llegar a gobiernos de coalición, como propone una iniciativa del gobernador Rafael Moreno Valle.
Las alianzas partidistas se dan con base en proyectos comunes entre partidos diferentes, como es el caso del PAN y del PRD, que ideológicamente no embonan el uno con el otro, pero sí pueden tener algunos proyectos coincidentes, por lo que realizan una alianza electoral y si alcanzan el triunfo, deben tener acuerdos sobre la integración del gobierno, a fin de que se garantice la realización de los proyectos comunes.
Un joven abogado, que es diputado local y fue ya presidente municipal, de un municipio colindante con el estado de Morelos, nos dice que la propuesta del ejecutivo no es viable en lo que se refiere al establecimiento de la segunda vuelta en la votación, pues ese cambio solo podría hacerse si la Constitución General del país, lo estableciera y no es el caso.
Ya se vio que el PAN tiene amplia mayoría en el Congreso local y aunque el PRI y los demás partidos opositores o supuestamente opositores, se opongan, la iniciativa puede triunfar.
Pero entonces los opositores podrían solicitar la derogación por inconstitucionalidad, con la seguridad de que ganarían.
Es necesario que los diputados de todos los partidos mediten bien las cosas. Esta propuesta es interesante, pero debe ser bien meditada y con estricto apego a la legalidad.
Como le comentamos hace unos días, las dos legislaturas locales, la pasada y la que todavía está en funciones, lograron pésima fama entre la opinión pública, por aprobar sin ningún cuestionamiento todas las iniciativas del ejecutivo, provocando comentarios en el sentido de que los diputados vendían su voto o que se les obligaba a todos a votar en determinado sentido. Priistas, perredistas, panalistas, en fin, todos, fueron criticados por su propensión a aprobar todo sin discutir, sin analizar, sin conocimiento de nada.
No guardaban las formas que hasta en los tiempos del PRI absoluto, se trataban de guardar.
Ya en una sesión de la semana pasada, tal vez por esas críticas, y al abordar el asunto relacionado con la venta de la Plaza de Toros El Relicario, los priistas, perredistas, petistas y demás, se dieron cuenta que representan a la oposición y subieron a la tribuna, discutieron la propuesta y al final, votaron a favor, en contra o se abstuvieron, logrando un punto a su favor y también un punto a favor del gobierno estatal, pues las votaciones fash trak y unánimes, desprestigian a todos por igual y provocan muchas sospechas.