Gabriel Sánchez Andraca / Gabriel Sánchez Andraca
Por fin, parece que Morena, el nuevo partido fuerte de México, empieza a caminar por el “camino correcto”. Ha perdido muchos meses en guerras intestinas, sin infraestructura, sin organización, sin disciplina. Sin colaborar con el gobierno de la República, para fortalecer, para cimentar bien la Cuarta Transformación, que parecía ser completamente ajena al partido que en las elecciones del 2018, alcanzó un triunfo histórico en nuestro país y lo llevó al poder casi total.
Los pleitos de la cúpula del partido que provisionalmente presidía la señora Yeidckol Polevnsky, impidieron que fuera durante sus primeros meses en el gobierno de la República, un verdadero partido político. Se le veía, todavía se le ve, tan desorganizado, tan débil, tan dividido, como lo están ahora el PRI, el PAN o el PRD.
Era un partidito más, que ni siquiera tenía una línea ideológica común: un partido conformado por muchos ex militantes de los partidos tradicionales cuyo desprestigio es enorme entre la ciudadanía mexicana.
Pero en el Congreso Nacional del pasado domingo se empezaron a arreglar las cosas: con asistencia de más de mil 300 consejeros nacionales, se decidió desconocer a la señora Polevnsky y designar por cuatro meses como dirigente nacional del partido gobernante, al diputado federal Alfonso Ramírez Cuéllar y a ocho dirigentes más.
Esto, para que en el plazo de cuatro meses, convoquen a elecciones internas, por el sistema que se apruebe, a fin de que sea electo el comité nacional definitivo y se inicie el trabajo de organización del partido, conformando la infraestructura necesaria para darle fuerza y certeza a la organización y lograr así la unidad de todos sus militancias, con disciplina interna y con plena identificación con el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, al que parecían haber dejado solo, defendiéndose de los conservadores que diariamente lo atacan por diversos frentes.
Hubo fuertes ataques a la señora Polevnsky y a su equipo, por su actitud, se dijo, de boicotear el proceso de elección de la nueva dirigencia y por su inacción para organizar al partido. “No se hace nada por cumplir las tareas del partido y nos amenazan constantemente con nuevo pretextos para alargar el proceso porque, en el fondo, es la hipótesis, quieren colapsar al partido, llevarnos a una crisis terminal”, dijo el presidente de la Comisión Nacional de Honestidad y Justicia, Héctor Díaz Polanco.
Por su parte, el senador poblano Alejandro Armenta Mier, hizo un llamado a los “morenistas” poblanos, para mantener la unidad y participar con la nueva dirigencia para organizar y fortalecer al partido.
Armenta tuvo un gran éxito en la organización y realización del acto de presentación del libro “Péndulo Político”, del líder del Senado, Ricardo Monreal, acto en el que estuvo presente el gobernador del Estado, Miguel Barbosa Huerta y al que asistieron cientos de morenistas, y simpatizantes poblanos.
Si Morena logra salir de la crisis de identidad y organización al que parece que estaba siendo llevado deliberadamente, tal vez pueda superar sus desventajas y triunfar nuevamente en las elecciones del 2021, en las que será renovado el Congreso federal, los congresos locales de casi todo el país, los ayuntamientos y varios gobernadores.
Pese a la decepción que su inactividad política ha originado en un elevado número de electores, sigue contando con la mayor intención de voto, por el carisma y la acción desplegada durante más de un año, por el presidente López Obrador.
El porcentaje de votación a su favor, “si hoy fueran las elecciones” superan en mucho a la que registraron los partidos PRI y PAN, y no se diga el PRD, que casi se trasladó en masa a Morena.
Es posible que el nuevo partido en el poder pierda numerosas presidencias municipales, en las que la actividad de los alcaldes y regidores de ese partido, ha dejado mucho que desear. En breve le daremos a conocer los resultados previos de una encuesta realizada en Puebla sobre este tema, y verá que las cosas no andan nada bien en ese aspecto.
La misma desorganización y división nacional que ese partido ha venido registrando en los últimos meses, ha propiciado que los ciudadanos tengan una mala imagen de Morena, como la que se tiene del PRI, del PAN y del PRD, los partidos tradicionales que hoy confrontan problemas de división y confrontación interna, y de debilitamiento de sus respectivas estructuras.
El PRI ha perdido a los que fueron sus pilares: los sectores campesino, obrero y popular, y se le ha separado el Movimiento Antorchista, que en los últimos años, fue su gran aliado, pues constituía la parte mejor organizada y disciplinada del partido tricolor.