Nicolás Dávila Peralta / Punto de Vista
La actual presidenta municipal de Puebla, Claudia Rivera Vivanco, se quedó con la candidatura del Movimiento Regeneración Nacional (Morena) con la que aspira a un segundo periodo al frente de la principal alcaldía del estado: la de la capital angelopolitana.
El anuncio no ha dejado contentos a todos los militantes de Morena, pero sobre todo a Gabriel Biestro Medinilla, uno de los tres aspirantes, que ha cuestionado la transparencia de la encuesta que le da la candidatura a Rivera Vivanco y el principal argumento es la percepción que la ciudadanía poblana tiene del trabajo de ella al frente de la presidencia municipal.
La verdad, este argumento es por demás explicable. En las redes sociales, cuando se supo de las intenciones de Claudia Rivera por reelegirse, la mayoría de los mensajes descalificaban su gestión y consideraban que no era buena aspirante al cargo. Por esto es por lo menos raro, que el partido en el poder haya decidido que ella abandere la contienda en la capital del estado.
Sin embargo, viendo la actuación de los líderes de Morena a nivel nacional, resulta explicable la decisión tomada en Puebla capital. No es el primer caso en el que se decide por candidatos que no garantizan el triunfo en las próximas elecciones.
Si se toma en cuenta que el candidato de la alianza “Sí por México” es el panista Eduardo Rivera, Morena enfrentará a Claudia con un político que, además de haber gobernado ya la capital, tiene el respaldo de los tres partidos que conforman la alianza: PRI, PAN y PRD y no hay que olvidar que, aunque los tres se debilitaron con el triunfo de Morena en 2018, para un político prudente no hay enemigo débil.
Morena parece a veces olvidar lo que está en juego en estas elecciones. No son solo gubernaturas y presidencias municipales, son congresos estatales y, lo más importante: la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión, es decir, el corazón del Poder Legislativo federal, donde se deciden las leyes que puede hacer realidad y fortalecer a la Cuarta Transformación.
Por esto es que todos los partidos y organizaciones sociales que integran la oposición al gobierno de Andrés Manuel López Obrador están haciendo un llamado a sus simpatizantes para votar por los candidatos de oposición a diputados federales, porque saben que, si le quitan la mayoría legislativa a Morena y al Partido del Trabajo, estos legisladores serán un obstáculo a las decisiones que quiera tomar el Presidente de la República.
Además, Morena deberá cuidar que no se apropien de las candidaturas políticos y personajes arribistas, personas que no están comprometidas con el proyecto que constituye la 4T, individuos que hoy se suben al tren de Morena porque es el partido en el poder para sacar provecho personal.
Si Morena no escoge a los mejores políticos militantes de su partido para las candidaturas, no solo a presidentes municipales, sino a diputados locales y federales, estará poniendo la mesa para que la oposición se fortalezca.
Aunque los militantes de Morena llaman a los electores a emitir un voto parejo por todos sus candidatos, se olvidan que en las boletas no aparecerá el nombre de López Obrador y que los ciudadanos saben distinguir entre un bueno y un mal candidato. La decisión en la capital poblana debe servir de alerta en los municipios: si Morena no escoge a los mejores candidatos, el triunfo será difícil.
“La vida no vale nada”
Esta expresión que hizo famosa el compositor José Alfredo Jiménez empieza a convertirse en la norma de conducta de algunas personas en el sur del estado de Puebla.
La semana pasada fue por demás una semana sangrienta en varios municipios del sur: restos humanos desmembrados y regados en un cañaveral, personas asesinadas en su propia casa, otra víctima torturada y apuñalada, restos humanos encontrados en un pozo y hasta una mujer que presuntamente decidió terminar con su vida lanzándose a las aguas del río Nexapa, son solo algunas de las muestras de que para muchos “la vida no vale nada”; pero, sobre todo de que poco a poco la delincuencia se va apoderando del sur del estado.
Sin duda, la inseguridad es el problema que a nivel federal no se ha podido abatir y la violencia que cada día aumenta en la región es un foco rojo que debe ser atendido de inmediato por las autoridades.
Asimismo, este problema revela que en la educación de la familia no se ha valorado la vida humana. Solo se vive una vez y nadie tiene derecho a cortarle la vida a su prójimo.