Nicolás Dávila Peralta / Punto de Vista
Con el objetivo de lograr mayoría en el Congreso de la Unión, la derecha política y empresarial se unió bajo la bandera de “Va por México”; PAN, PRI, PRD fueron los partidos utilizados como instrumentos para frenar al gobierno federal desde el Poder Legislativo. El objetivo era lograr candidaturas comunes en los 300 distritos electorales federales para frenar a Morena y sus aliados. Sin embargo, lo que se planeó desde arriba, en la residencia de Gustavo de Hoyos, no se concretó a nivel de la base de los partidos, por lo que no se logró al cien por ciento las candidaturas comunes.
El resultado electoral, sin embargo, sí fue un paso adelante en este intento de quitarle la mayoría al partido en el gobierno, aun cuando no se logró que los tres partidos, más Movimiento Ciudadano, sumaran para ser mayoría en la Cámara de Diputados.
En el conteo final, sumando los 300 diputados de mayoría relativa y los 200 de representación proporcional, la Cámara quedó integrada por 198 diputados de Morena, 37 del Partido del Trabajo y 43 del Partido Verde Ecologista de México, lo que suma a la alianza oficialista 278 legisladores.
Los partidos de la alianza “Va por México” sumaron 222 legisladores: 114 del PAN, 70 del PRI, 15 del PRD, más 23 del Movimiento Ciudadano. De este modo, entre los dos bloques hay una diferencia de 56 diputados.
Como dato significativo en las elecciones de 2021, el Movimiento Regeneración Nacional perdió 54 curules, en tanto que el PAN ganó 35 más de las que tenía en la legislatura 2018-2021. Sin duda, en estos resultados influyeron las nuevas disposiciones del Instituto Nacional Electoral para definir el número de diputados de representación proporcional, orientadas a impedir que un solo partido obtenga mayoría simple en la Cámara de Diputados y lo logró; en la legislatura 2021-2024, Morena cuenta con un porcentaje de representación del 39.6 por ciento, con 198 diputados, a pesar de haber ganado en 122 distritos que equivalen al 40.6 por ciento de las 300 diputaciones ganadas por mayoría.
Estos porcentajes son importantes para que el gobierno de López Obrador pueda llevar adelante el marco legal que requieren las reformas propuestas como parte de la Cuarta Transformación.
Lo más importante, en este caso, son las reformas constitucionales que el Ejecutivo presente ante el Poder Legislativo, pues de acuerdo con la legislación vigente, para la aprobación de cualquier reforma constitucional se requiere el voto de dos terceras partes del número de legisladores presentes al momento de la votación.
Considerando que en el momento de aprobar alguna reforma estén en el salón de sesiones el total de legisladores, es decir: 500, sería necesario el voto a favor de 334 diputados.
Pero en la actual legislatura, contando el voto del total de diputados de Morena, el Partido del Trabajo y el Partido Verde Ecologista de México, suman 278 sufragios, esto es: 56 diputados menos que los necesarios para que la alianza oficialista saque adelante una reforma constitucional.
Esto constituye un reto para los líderes de las tres bancadas que deberán convencer a diputados de otros partidos de votar a favor de estas reformas. Desde luego, es difícil que estos legisladores salgan de las filas del Partido Acción Nacional, pues éste forma parte de la derecha político empresarial que pretende frenar la Cuarta transformación. Tendrán que buscarlo en el PRI, el Movimiento Ciudadano y hasta en el PRD.
Cierto, en la legislatura 2018-2021 la alianza Juntos Hacemos Historia no contaba con la mayoría necesaria para aprobar reformas a la Constitución, pero la diferencia era mínima y fácilmente lograron consensos.
La derecha no logró el objetivo de contar con mayoría en la Cámara de Diputados, pero el aumento de diputados les permitirá dar la batalla. Por esto, los líderes de las bancadas de Morena, el PT y el Partido Verde tendrán que buscar los acuerdos y consensos necesarios para avanzar en la Cuarta Transformación.