Punto de Vista / Nicolá Dávila Peralta
Cuando una organización política no ha logrado consolidarse como un verdadero partido político y, sin embargo, debe responder a los requerimientos que exige la vida democrática, corre el riesgo de generar conflictos internos que ponen en peligro su futuro político. Eso es lo que está sucediendo con el Movimiento de Regeneración Nacional en Puebla, de cara a las elecciones extraordinarias del 2 de junio próximo.
La contienda electoral se dará entre tres corrientes políticas: el PRI, que busca levantarse de la derrota estruendosa del año pasado, cuando además de perder la Presidencia de la República, quedó en minoría tanto en el Congreso de la Unión como en el Congreso del Estado de Puebla; el PAN y su aliado el PRD que se levantaron con el triunfo en el gobierno que apenas le duró diez días; y la alianza de Morena con el PT, a la que se ha unido el Partido Verde, que hoy gana en las encuestas lo que puede perder en las urnas.
El problema, sin embargo, no está en la alianza, sino en la designación del candidato a la gubernatura.
Es cierto que las encuestas ya tienen candidato: Miguel Barbosa Huerta; sin embargo, dos factores están afectado esta designación. Por un lado, de los tres aspirantes, una, Nancy de la Sierra, ha reconocido que no tiene oportunidad de ganar; pero no así Alejandro Armenta, quien demanda transparencia en el mecanismo que designará al candidato. Por otro, la sospecha de que en el proceso están metiendo las manos algunos políticos del gobierno interino. Cierto o falso, el rumor está afectando el proceso.
En esta contienda interna, la presidenta nacional de Morena Yeidckol Polevnsky, se ha convertido en una persona que en lugar de apaciguar los ánimos y transparentar el proceso, ha tomado partido por un candidato, Barbosa, y ha enfocado sus baterías en contra de quienes apoyan a Armenta.
Sin nombrarlo, pero sí afirmando que “si no le viene el saco que no se lo ponga”, la dirigente nacional se ha lanzado en contra de quienes la cuestionan y afirma que en el partido “hay sabadijas”, hay “oportunistas y sin convicciones”. Aseguró en varias declaraciones a la prensa que, si bien se han unido al partido gente muy valiosa y de convicciones firmes, “muchos otros están pensando no en la construcción de un México mejor, o en la Cuarta Transformación, que es nuestro compromiso y por lo que la gente votó”.
No solo el candidato aludido, sino muchos otros miembros del partido, han reaccionado a las afirmaciones de Polevnsky y han reclamado su conducta. El viernes pasado, un grupo de senadores que dijo representar a toda la bancada de Morena, pidió un extrañamiento en contra de la dirigente nacional, por manifestar el desprecio a quienes no comparten sus opiniones.
La situación que vive el principal partido de la alianza “Juntos haremos historia” (Morena-PT-PVEM) en Puebla, puede generar la división en la militancia morenista y aun cuando no ponga el riesgo su triunfo, disminuiría el porcentaje de votos a su favor.
Urge, pues, ecuanimidad en la dirigente nacional, transparencia en el mecanismo de selección de candidato y madurez política en todos los involucrados.
Mientras tanto, en las reuniones de café, se asegura que, como en los mejores tiempos del PRI, no será la Polevnsky la que decida, sino alguien mucho más arriba: el dedo supremo. ¿Será?
Con la lumbre en los talones
En el Congreso del Estado, se aprobó abrir, a través de la Auditoría Superior del Estado de Puebla, un procedimiento administrativo en contra del hoy diputado José Juan Espinosa Torres, por la cuenta pública de 2015, cuando se desempeñaba como presidente municipal de San Pedro Cholula.
El texto aprobado por el pleno de la cámara de diputados señala que “ se autoriza a la Auditoría Superior del Estado de Puebla, para que inicie formalmente y substancie Procedimiento Administrativo de Determinación de Responsabilidades en contra del Ciudadano José Juan Espinosa Torres, Presidente Municipal Constitucional del Honorable Ayuntamiento de San Pedro Cholula, Puebla, administración 2014-2018, por el ejercicio comprendido del uno de enero al treinta y uno de diciembre de dos mil quince”.
El monto no es cualquier cosa, debe comprobar en qué se gastaron ese año cerca de 30 millones de pesos.