Nicolás Dávila Peralta / Punto de Vista
El ex presidente Ernesto Zedillo Ponce de León dictó una conferencia virtual en NTT Data, una empresa japonesa de tecnologías de la información; la tituló: “Perspectivas económicas y el futuro de la tecnología en Latinoamérica”. Fiel a sus convicciones neoliberales, defendió las reformas estructurales aplicadas en el continente americano. y lamentó que hoy exista una “ola de gobernantes populistas e ineptos”.
Justificó las reformas neoliberales al asegurar que “la causa del pobre desempeño de las economías latinoamericanas en años recientes no se encuentra en las reformas de fines del siglo XX y principios del siglo XXI. En realidad, el problema con nuestros países no es que tuvieran reformas, el problema es que éstas nunca fueron los suficientemente completas en sus objetivos ni en su ejecución”.
Ernesto Zedillo, quien gobernó al país de diciembre de 1994 a noviembre de 2000, siguió la misma política económica de Carlos Salinas, y completó la privatización de las empresas estatales que, hasta entonces eran consideradas estratégicas para el país.
Entre las empresas privatizadas por este mandatario se cuentan los Ferrocarriles Nacionales de México, los aeropuertos, los puertos marítimos y los satélites; asimismo, dio los primeros pasos para la privatización de la industria eléctrica y abrió al sector privado la explotación minera. Pero la mayor carga de su gobierno para los mexicanos fue convertir en deuda pública la deuda contraída por el Fondo Bancario de Protección al Ahorro (Fobaproa).
El proceso fue así: Al asumir la Presidencia de la República, Zedillo se encontró con que las reformas económicas de Salinas estaban prendidas con alfileres; una de las causas fue la salida de capitales a partir del asesinato de Luis Donaldo Colosio, entonces candidato del PRI a la Presidencia de la República.
El Banco de México alertó sobre el agotamiento de las reservas, como primera consecuencia. El peso se devaluó y se puso en flotación, los bancos entraron en crisis y el gobierno de Zedillo decidió salvar a éstos de la quiebra a través del Fobaproa.
Ante esta crisis, de 1994-95, el Fondo Monetario Internacional (FMI) prestó a México 51 mil millones de dólares a cambio de un plan de austeridad, que consistió en subir impuestos y tarifas del servicio público y congelar los salarios de los trabajadores por debajo de la inflación. El golpe fue terrible para la población, hubo desempleo, creció el porcentaje de pobres y la inflación se disparó.
Pero en medio de esta debacle, el Fobaproa salvó no solo a los bancos, sino a los empresarios, bajo el pretexto de que de este modo recuperaban sus depósitos bancarios. Al programa ingresaron desde dueños de grandes empresas, como propietarios de medios informativos y hasta políticos de primer nivel.
Pronto, este rescate que costó al erario más de 500 mil millones de pesos, pasó a convertirse en deuda pública en 1999, gracias al voto de los legisladores federales del PRI y del PAN; deuda que seguimos pagando los mexicanos.
Así pues, el mismo sexenio de Ernesto Zedillo contradice sus palabras. Zedillo afirmó en su conferencia que el problema no fueron las reformas, sino que “nunca fueron los suficientemente completas en sus objetivos ni en su ejecución”, objetivos y ejecución de la que él formó parte, junto con Salinas, Fox, Calderón y Peña Nieto.
Su explicación trato de justificar lo injustificable, al tiempo que le echaba la culpa de lo que él y sus correligionarios neoliberales provocaron, a los “gobiernos populistas”. “San Zedillo”, le llamarán desde ahora los seguidores de Claudio X González, panistas, priístas y perredistas, cobijados con la bandera de “Va por México”.
Retazos
Hoy se inaugura el Aeropuerto Internacional “Felipe Ángeles” que será alterno al Aeropuerto Internacional “Benito Juárez”, de la Ciudad de México, y sustituye al fallido proyecto “peñanietista” de Texcoco. Es la primera de las grandes obras proyectadas para este sexenio que se concluye.
Como siempre, la oposición espera que este aeropuerto fracase para continuar con el único proyecto alterno que tienen: criticar todas las acciones gubernamentales, sin propuestas claras, sin un proyecto alterno de nación que no regrese al país al neoliberalismo. Mientras esto no suceda, la crítica sin bases y sin argumentos, será su única estrategia.