Nicolás Dávila Peralta / Punto de Vista
El Parlamento Europeo, que constituye la institución legislativa de la Unión Europea (UE), compuesta por los países de Europa occidental, publicó el 10 de marzo, una Resolución “sobre la situación de los periodistas y los defensores de los derechos humanos en México”, donde esa institución que tiene potestad solo en los países miembros de la UE, interviene en asuntos que competen solo a nuestro país, ubicado en otro continente y sobre el que los parlamentarios europeos no tienen poder.
El oficio del Parlamento Europeo tiene 11 vistas donde sustenta su documento en las relaciones entre México y la Unión Europea; pero también, entre esas vistas, sustenta su escrito es asuntos que solo competen a la política interior de México y a su sistema de justicia.
Asimismo, casi agota el abecedario en el número de considerandos (de la A a la N) con los que pretende justificar su resolución del 10 de marzo. En ellos se asume como juez en la política interna del país, porque no solo presenta una visión parcial de la problemática del país en los ámbitos de la libertad de expresión y el respeto a las organizaciones de derechos humanos, sino que se asume como juez en esa visión de la realidad.
Así en el considerando A, asegura que “la violencia, las violaciones de los derechos humanos y los ataques contra periodistas y defensores de los derechos humanos, … están aumentando enormemente en México”; en el C, indica que este 2022 es el año “más mortífero” para los periodistas.
Incluso, en el considerando E acusa al presidente López Obrador de utilizar “una retórica populista en las conferencias de prensa diarias para denigrar e intimidar a periodistas independientes, propietarios de medios de comunicación y activistas”.
Este es el sustento de una resolución donde no opina, sino que condena “las amenazas, el acoso y el asesinato de periodistas y defensores de los derechos humanos en México”, justo lo que acusan algunos periodistas que perdieron las prebendas que gozaban en gobiernos anteriores, a los que presentan los diputados europeos como víctimas de “duras y sistemáticas críticas formuladas por las más altas autoridades del Gobierno mexicano”.
Asimismo, en la resolución ordenan a México desde fortalecer sus instituciones hasta obedecer resoluciones de la ONU que México siempre ha respetado.
El tono autoritario de la Resolución del Parlamento Europeo, provocó una respuesta inmediata por parte del Poder Ejecutivo Federal; respuesta que para muchos fue violenta y antidiplomática, pero que puso en claro dos temas: Uno, que el documento parlamentario europeo únicamente hace eco de quienes, desde el inicio de este gobierno en 2018, han atacado al Presidente de la República con cualquier pretexto, desde su decisión de habitar el Palacio Nacional o la estrategia oficial frente a la pandemia hasta el grado de calumniarlo a él y a su familia.
Los considerandos del documento, son las mismas afirmaciones que estos grupos de empresarios, políticos y algunos periodistas han difundido y siguen difundiendo en los medios de comunicación de masas y en las redes sociales, gozando de una libertad de expresión que ya hubiesen querido en la época del priísmo.
Por su visión parcial de México y los argumentos y “recomendaciones” que hace al gobierno mexicano, es claro que el documento del Parlamento es fruto de gestiones hechas por la derecha empresarial, política y mediática que ha buscado, por todos los recursos posibles, descarrilar al gobierno.
El segundo tema es el de la injerencia de un parlamento continental en asuntos que pertenecen únicamente a México, no solo opinando, sino condenando y dando órdenes como si el país estuviera sujeto a la autoridad del Parlamento Europeo.
Ante esta postura del Parlamento Europeo, el gobierno de México ha respondido con un escrito breve, pero en el que pone en claro –quizá de manera poco diplomática- varios puntos inaceptables del documento parlamentario.
El escrito no va dirigido al Parlamento como tal, sino a los diputados de este organismo a quienes reprocha que se hayan unido “como borregos, a la estrategia reaccionaria y golpista del grupo corrupto que se opone a la Cuarta Transformación, impulsada por millones de mexicanos”.
Les recuerda que “México ha dejado de ser tierra de conquista”, que hoy no se reprime a nadie, como era en el pasado cuando los diputados europeos guardaron un “silencio cómplice”.
Y les revierte la acusación de que México es un país violento, al señalar que “México es un país pacifista que ha optado por la no violencia y somos partidarios del diálogo, no de la guerra; no enviamos armas a ningún país bajo ninguna circunstancia, como ustedes lo están haciendo ahora”.
Que el Parlamento Europeo se haya vuelto eco de la derecha en México, lo demuestran las reacciones de sus líderes ante la respuesta mexicana: Claudio X. González (creador de Va por México), Margarita Zavala (esposa de Felipe Calderón) y el líder del PAN Marko Cortés, que han salido en defensa de los europeos, poniendo en evidencia que fue la derecha mexicana la que está detrás de la Resolución “sobre la situación de los periodistas y los defensores de los derechos humanos en México”.