Nicolás Dávila Peralta / Punto de Vista
A partir de la campaña electoral del año 2000, el equipo del panista Vicente Fox Quezada inició una nueva estrategia para ganar las elecciones: la propaganda negra. Ésta consiste en cambiar el contacto directo con los electores por el uso de los medios de comunicación masiva, para difundir mensajes que desprestigien al contrincante a fin de influir, principalmente, en la población de bajos recursos, de escasa educación y nula actitud crítica.
De este modo, Fox ganó atacando principalmente al partido en el poder, a cuyos integrantes calificó de “alimañas, tepocatas, víboras prietas”. La propaganda negra no propone, al contrario, solo desprestigia.
Esta táctica fue utilizada por Felipe Calderón; su estratega inventó la frase “es un peligro para México”, en referencia a su principal contrincante: Andrés Manuel López Obrador. Esta vez, la propaganda negra resultó con poco éxito y Calderón tuvo que utilizar el fraude electoral para sentarse en la silla presidencial.
Hoy, a la mitad del sexenio del presidente López Obrador y ante el fracaso de las estrategias utilizadas por sus adversarios, unidos en una extraña coalición operada por militantes de la extrema derecha (Frente AntiAMLO, Cruzada por México, alianza Va por México, etcétera), han iniciado una táctica que va más allá de una campaña negra.
El periodista Rafael Barajas “El Fisgón” la ha llamado “guerra híbrida”, porque presenta características singulares que la diferencian de las campañas negras. En las características de esta “guerra híbrida” podemos distinguir el objetivo, las estrategias utilizadas y el papel de los medios.
Indudablemente, el objetivo ya no es solo ganar una elección sino eliminar al contrincante y a su proyecto político. La oposición resucita la frase calderonista del “peligro para México” y como tal, no busca solo un triunfo electoral en 2024, sino la eliminación política de López Obrador.
Desde 2018 ha buscado este objetivo; lo ha tachado de “populista”, “socialista”, “comunista”, “dictador”; el sector ultraconservador católico organizó en 2019 una campaña de oración “para sacar al demonio del Palacio Nacional”; se ha difundido, además, la idea de que el gobierno actual está “destruyendo a México” y la culpa es de López Obrador.
En esta campaña contra el Presidente de la República se utilizan varios recursos que constituyen la estrategia para lograr la eliminación política del mandatario. A diferencia de las campañas negras, en las que la propaganda se orienta a golpear únicamente al adversario político, en esta “guerra híbrida” los objetivos a golpear abarcan a toda la familia con un solo objetivo: provocar tal enojo que obligue al Presidente a responder de forma violenta, lo que contribuye a la campaña de desprestigio del gobernante.
En 2019, aparecieron en las redes sociales mensajes en contra de la esposa del Presidente y de su hijo menor, incluso con adjetivos altamente ofensivos. Esto duró unos meses. Luego, las baterías de la oposición se enfocaron hacia los tres hijos mayores.
Primero, se dijo que no trabajaban, luego que a través del programa “Sembrando Vida” se estaban canalizando recursos hacia el rancho de la familia López Obrador. A la par, se atacó a la empresa chocolatera familiar y, en el inicio de este año, se lanzó la campaña de la residencia de Houston, en contra del hijo mayor.
Esto es perverso por dos razones. Primero, porque el adversario no es ni la doctora Beatriz Gutiérrez Müller y mucho menos los cuatro hijos de Andrés Manuel López Obrador. A estas cinco personas se les está atacando para provocar una respuesta agresiva del Presidente.
Y en parte lo han logrado las organizaciones opositoras; pero han demostrado no solo su falta de ética, sino una conducta a todas luces inmoral siguiendo el principio perverso de que “el fin justifica los medios”. En esta campaña es importante el papel de los medios, no solo los medios tradicionales (prensa escrita, radio y televisión), sino sobre todo los medios digitales y las redes sociales.
Los primeros, a través de un sector de los trabajadores del periodismo abiertamente opositores al Presidente, los segundos, a través de mensajes en los diversos sitios de internet donde se repercute la información orientada a atacar al mandatario y a su familia, tanto por ciudadanos simpatizantes como por personas contratadas expresamente para difundir los mensajes, o la creación de bots o cuentas de reciente creación, con el fin expreso de difundir los mensajes de la “guerra híbrida”.
Si bien toda esta campaña está dirigida para frenar el proyecto político del presidente López Obrador y anuncia lo que será la campaña electoral de 2024 por parte de la alianza opositora, el objetivo inmediato es inhibir la participación ciudadana en la consulta de revocación de mandato a realizarse el próximo 10 de abril en todo el país.
Es momento de distinguir entre la información verdadera y la información parcialmente verdadera, detrás de la cual se esconde el ataque mediático y la mentira; esta última es el arma que desde siempre ha utilizado la extrema derecha.