Nicolás Dávila Peralta / Punto de Vista
Mañana, los estadounidenses elegirán a su presidente de la República. De acuerdo con el sistema electoral de los Estados Unidos, millones de ciudadanos ya han emitido su voto y durante el fin de semana continuaron acudiendo a depositar su voto por alguno de los candidatos presidenciales: Joe Biden, del Partido Demócrata, y Donald Trump por el Partido Republicano.
Aún cuando las encuestas le dan una ventaja de ocho puntos a Biden sobre Trump, esto en realidad no es indicativo del triunfo demócrata, porque el sistema electoral de los Estados Unidos es muy diferente al de México, donde el voto directo de los ciudadanos define al ganador.
Los estadounidenses, en realidad eligen a sus electores que son los que, instituidos en Colegio Electoral, finalmente eligen al presidente de la República. Cada estado de la unión americana tiene tantos electores como miembros en el Congreso.
De este modo, hay estados que contribuyen con más o con menos electores, por lo que los candidatos se preocupan más por ganar el voto de los estados con más electores. Así, por ejemplo, el candidato que gane el estado de California, tendrá 55 votos electorales a su favor; el que gane Texas habrá logrado 38 votos. En contraparte, Alaska solo aporta tres votos y Hawai, cuatro.
A diferencia de México, donde las campañas se suspenden cuatro días antes del día de las elecciones, en Estados Unidos los ciudadanos votan incluso cuando las campañas continúan y el día de las elecciones se convierte en la fecha límite para emitir el voto.
El tema de los migrantes
Como cada cuatro años, el mundo entero está pendiente de las elecciones estadounidenses; el triunfo de uno u otro candidato significa la continuación o el cambio en la política interna e internacional de la principal potencia capitalista del planeta.
México también está pendiente del resultado final por muchas razones, la principal, la vecindad con los Estados Unidos que incide en factores positivos como el nuevo tratado de libre comercio o negativos, como el tráfico de armas y drogas.
Sin embargo, una de las preocupaciones de México es la política migratoria que siga el candidato ganador, tanto hacia los mexicanos radicados ya en aquel país, como a las personas – mexicanas o de otros países- que llegan a la frontera con intención de pasar a Estados Unidos.
Si bien Biden poco ha dicho sobre su política migratoria, no hay que olvidar que Barack Obama, presidente emanado del Partido Demócrata, no tuvo una mano blanda con los paisanos migrantes.
Por su parte, Trump ha aplicado medidas que violan los derechos fundamentales de los migrantes, como la separación de los miembros de familias que cruzan ilegalmente la frontera o la esterilización forzada de mujeres.
Ahora, en vísperas de las elecciones, declaró el 1 de noviembre como Día Conmemorativo de los Estadounidenses Asesinados por Extranjeros Ilegales, reforzando con esto su discurso de que los que cruzan la frontera son asesinos y drogadictos.
Habrá que estar atentos a la política migratoria que no solo proponga, sino que ejecute quien resulte electo presidente de Estados Unidos, así como en la reacción que el gobierno de México presente para defender los derechos de los paisanos migrantes.
Torpezas de un gobernador
Y hablando de las elecciones estadounidenses, es lamentable lo declarado por el gobernador de Michoacán, el perredista Silvano Aureoles, miembro del grupo de gobernadores autollamados Alianza Federalista, que abiertamente llamó a los mexicanos radicados en Estados Unidos y con ciudadanía de ese país, a votar por Joe Biden. Esto, además de mostrar la ignorancia de este político del respeto a los procesos internos de otros países, olvida que la relación con otros países, es competencia solo del gobierno federal.
Y ya que hemos traído a cuento la Alianza Federalista, todo indica que la oposición al gobierno actual está estructurando una estrategia orientada a lograr una mayoría en la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión, a fin de frenar el proyecto encabezado por el presidente López Obrador.
Los diez gobernadores de esta alianza son solo una pieza de esta estrategia a la que ya se han unido el PAN, el PRI y el PRD, a través del movimiento “Sí por México”, encabezado por el empresario Claudio X. González.
Otras piezas de esta que pretende ser una estructura opositora son el FRENAAA y el sector ultraconservador del clero católico que insiste en alertar a la feligresía en que México va hacia el comunismo.