Nicolás Dávila Peralta
Que dice mi mamá que siempre sí, que hay que tocar al INE porque a los nuevos consejeros los seleccionaron en una tómbola. Estas son las afirmaciones de políticos tan brillantes como Marko Cortés, presidente del Partido Acción Nacional, y Enrique de la Madrid, aspirante presidencial por la coalición Va X México e hijo del licenciado Miguel de la Madrid, el presidente que abrió las puertas al programa económico y político neoliberal que aplicaron los siguientes gobiernos, desde Salinas hasta Peña Nieto.
Marko Cortés, a nombre del partido que dirige (aunque no sabemos hacia dónde lo dirige), anuncia que impugnará la designación de dos consejeras electorales.
¡Adivinó! Efectivamente, de las dos que impugnará, una será la nueva presidente del Instituto Nacional Electoral, Guadalupe Taddei Zavala; el argumento del PAN es que tienen parientes en Morena.
Dos cosas olvidan estos y otros políticos de igual prestigio, como Lilly Téllez, Margarita Zavala, Xóchitl Gálvez: primero, que la insaculación -que no tómbola- es un procedimiento aprobado por la Cámara de Diputados, con el voto de priístas y panistas, en casos como éste en que los partidos no llegan a acuerdos que permitan una votación abierta.
En la insaculación no hay “mano negra”, porque los nombres de los aspirantes se entregan en sobres cerrados y es la presidencia de la Cámara de Diputados la que realiza el procedimiento. Curiosamente, en este caso quien preside el Poder Legislativo es el panista Santiago Creel, uno de los que se han apuntado para ser candidatos de la alianza Va X México.
Pero lo segundo que olvidaron muy pronto estos “grandes” políticos es que apenas hace unas semanas, desfilaron muy orondos desde el Paseo de la Reforma hasta el zócalo de la Ciudad de México, gritando a todo pulmón: “el INE no se toca”.
Esto nos lleva a pensar que ese grito era una pantalla, porque lo que en verdad deseaban los marchistas de oposición era: “Córdova no se toca”. Eso es claro, porque el presidente saliente del Instituto Nacional Electoral siempre mostró su antipatía con el partido y el gobernante actuales, y su parcialidad hacia los partidos de la alianza Va X México.
Hoy, la persona que preside el INE no es de su agrado, perciben que se acabó la parcialidad que les favoreció por años y buscan impugnar la insaculación y dan marcha atrás a su consigna. Hoy, según ellos, el INE sí se toca.
¿Entienden que no hay caudillo?
Por otra parte, si se consulta cualquier cuenta de Twitter, se encuentra uno con mensajes que con la intención de apoyar al presidente López Obrador, muestran una cultura del caudillo, es decir, de una sociedad incapaz de vivir si no es a la sombra de una persona que les diga hacia dónde hay que avanzar. Este es un gran error. México es un Estado democrático y liberal que se ha sustentado desde el inicio de la Revolución de 1910 bajo el principio de No Reelección.
Andrés López Obrador deja el poder el año próximo y, como él mismo lo ha señalado en varias ocasiones, se retirará de la política.
Es momento, pues, de que Morena defina con claridad su proyecto de nación, sus principios ideológicos y presente ante la ciudadanía no la imagen de una persona -en este caso de AMLO- como el caudillo, sino con toda claridad el futuro de lo que se ha llamado la Cuarta Transformación.