Nicolás Dávila Peralta / Punto de Vista
Sorpresiva fue la captura, la tarde del jueves 15 en el aeropuerto de la ciudad de Los Ángeles, California, del general Salvador Cienfuegos Zepeda, secretario de la Defensa Nacional en el sexenio de Enrique Peña Nieto, acusado por la Administración y Control de Drogas (DEA) de narcotráfico y lavado de dinero. Por la tarde del viernes 16 fue realizada la primera audiencia de manera virtual; el martes 20 se realizará la segunda.
De acuerdo con los primeros datos difundidos por la prensa de México y de Estados Unidos, la DEA lo acusa de traficar heroína, cocaína, metanfetaminas y mariguana, además de operaciones de lavado de dinero proveniente del narcotráfico; esto, por sus presuntos vínculos con el cartel H-2, cargos de los que un gran jurado en EU lo señalaba desde agosto de 2019.
Información publicada por Proceso (Mathieu Tourliere, 16 de octubre 2020), señala que el general Cienfuegos protegió de operativos al Cártel H-2 y lanzó “operaciones militares contra otras organizaciones de tráfico de drogas”; además de asegurar que la investigación en contra del funcionario del gobierno de Peña Nieto implica también a otros funcionarios de ese sexenio.
Conforme pasaron las horas, los medios fueron revelando algunos datos de la investigación que la DEA llevó a cabo desde hace diez años, sustentados en la presunción de que altos mandos del Ejército estaban involucrados con cárteles de la droga.
La indiscreción de un sicario, que envió un mensaje a un compañero que decía “el padrino está en la tele…”, llevó a la agencia estadounidense contra las drogas a identificar a Cienfuegos como el “padrino” del que hablaban los narcos.
Este hecho indica el nivel de información que las autoridades de Estados Unidos tienen sobre funcionarios y ex funcionarios mexicanos, a lo cual han contribuido los expedientes judiciales de Joaquín Guzmán Loera (a) “El Chapo” y de Genaro García Luna, secretario de Seguridad en el sexenio de Felipe Calderón.
La captura de Cienfuegos, al que la DEA identifica por el sobrenombre de “El Padrino”, es presumiblemente el primero de otros que posiblemente sean capturados o llamados a declarar por las autoridades estadounidenses.
Golpe a la seguridad nacional
La captura del general Cienfuegos muestra el alcance que tienen las investigaciones de la DEA, capaz de penetrar en los círculos de poder del país, espiar y esperar pacientemente el momento de llevar a los indiciados ante la justicia estadounidense.
Pero la captura del general que fue secretario de la Defensa Nacional de Enrique Peña Nieto, revela la gravedad de la corrupción a la que puede inducir el crimen organizado, que no solo solivianta a funcionarios de segundo nivel para colaborar con ellos, sino que es capaz de llegar a los primeros niveles del gobierno e incluso a funcionarios que se presume incorruptibles, como es el caso de este general que fue titular de la Defensa Nacional, y Genaro García Luna, en su momento responsable de la Seguridad Pública.
Así pues, el caso del general Cienfuegos, cuya investigación recibió el nombre de “Operación Padrino”, es un asunto muy serio que no se puede considerar como un caso aislado; es una seria llamada de atención al actual gobierno de México para que rediseñe su política de seguridad pública y de combate al crimen organizado, así como una actitud permanente de vigilancia, porque el problema del narcotráfico es capaz de extender sus raíces e involucrar incluso a quienes se presume incorruptibles.
Este hecho enciende los focos rojos para los ex presidentes Calderón y Peña, los funcionarios que los acompañaron durante sus gestiones presidenciales y los partidos en los que militan o militaron; pero también para el gobierno actual, porque el narco es capaz de extender sus raíces bajo tierra y contaminar a sectores del poder.
Si el gobierno de México no actúa seriamente en contra de la corrupción de funcionarios a los que el crimen organizado puede sobornar, estaría fracasando en su combate a la corrupción y, lo más serio, estaría cediendo su responsabilidad a las agencias estadounidenses, como la DEA, lo que es un peligro para la seguridad nacional.