Opinión Libre / Hipólito Contreras
Es probable que nunca satisfaga ni convenzan los argumentos por una parte de un magistrado, un juez, un experto en derecho, para despenalizar el aborto. Mujeres reclaman y exigen su derecho a abortar, por considerar que es un derecho natural.
Toco el delicado tema porque en Puebla desde hace años, muchas voces femeninas piden que los legisladores discutan el tema y se vote como ellas piden, que se despenalice el aborto, como ocurrió en la Ciudad de México desde hace muchos años, donde fue en un gobierno perredista cuando se aprobó, y como consecuencia son decenas de miles de mujeres las que han ido a la capital del país a someterse a un aborto, mismo que tienen un plazo legal, doce semanas de gestación, como si a las trece semanas ya fuera ilegal, qué curioso.
Una legisladora en Puebla presentó una iniciativa de ley en la que propone que una vez que se despenalice el aborto, la práctica del mismo sea gratuita en las instituciones de salud pública del estado.
Qué complicado el tema, la verdad, y a la vez tan sencillo con un poquito de humanismo y reflexión.
Resulta curioso observar que los gobiernos de izquierda son más proclives a estos temas como el aborto, matrimonios igualitarios, temas que se salen poquito o mucho de la vida natural, de la vida normal.
Creemos y coincidimos con ellos en muchos derechos, derechos en los que ha habido grandes movimientos y luchas para lograrlos como el del trabajo, la tierra, la vivienda, la salud, la educación, la vivienda, al agua, la libertad, la alimentación, a un ambiente sano, al libre tránsito, a la libre expresión y manifestación, a la huelga, a un salario justo, muchos derechos por los que se sigue luchando.
Por esos derechos se ha luchado en México desde los tiempos de la conquista, desde el movimiento de Independencia y la Revolución, y hasta la fecha. Han sido luchas y luchas porque se respeten los derechos humanos.
Hoy en pleno siglo XXI se sigue luchando por los derechos, y creo que pasarán otros cien años y se seguirá luchando porque siempre habrá quien no los respete y haga caso omiso de las leyes.
Cierto, son las mujeres la que más reclaman derechos porque a ellas más se les han negado a través del tiempo, ellas justamente exigen igualdad de derechos, por ejemplo, que a trabajo igual sea salario igual.
Sin embargo, este no es el tema de hoy, no es la desigualdad de las mujeres con respecto a los hombres, ya hablaremos de esto más adelante.
Hoy hablamos que de entre los tantos derechos humanos hay uno que no se ha tocado, por lo menos no ampliamente: el derecho a la vida.
Pareciera que, para los partidos de izquierda, el derecho a la vida no existe o no importa porque al pronunciarse por la despenalización del aborto se atenta contra la vida, y no hablamos sólo de la vida humana, sino de la vida en general, porque la vida está en todos lados, una simple hormiga es una vida, una vida completa y extraordinaria, un arbolito de apenas unos centímetros es una vida, una vida extraordinaria, porque ese árbol podría crecer hasta los 30 metros o más y generar más vida.
Sí, se entiende, se comprende, quienes proponen la despenalización del aborto, son mujeres que luchan por derechos y hay que defenderlos, sólo que en la petición y exigencia de que se apruebe el aborto el derecho no procede porque en su embarazo, en su cuerpo, hay otra vida, y creo que ni el más destacado experto en derecho tiene argumentos convincentes de que existe derecho para privar una vida para hacer respetar un derecho. Ni un magistrado del más alto nivel tiene esos argumentos, porque no los hay, no existen. Quizás no se ha dicho pero el derecho a la vida es universal como el derecho al agua, el derecho a la salud.
¿Qué hacer entonces? Dirán los defensores de la despenalización del aborto. Ellas dicen, “Es mi cuerpo y puedo hacer con él lo que yo quiera, mi cuerpo no le pertenece a nadie sino sólo a mi, si quiero tengo un hijo y si no quiero, no, ninguna ley rige mi cuerpo”. Es cierto, cada quien es dueño de sí mismo, los que tienen una religión, que son muchos millones, dicen, yo pertenezco a Dios, él rige mi vida, él decide mi destino, soy un hijo o una hija de Dios y me atengo a su voluntad, pero también hay gente sin religión y se les respeta, son libres.
Si cada vida se pide que sea respetada y libre, entonces dejemos que esa vida que va dentro del cuerpo de una mujer también sea respetada y libre, dirá ese nuevo ser, “sólo déjenme vivir igual que a ustedes se les permitió”.
Creo que en México y el mundo no existe una ley que diga, procede el derecho a privar una vida para hacer realidad la exigencia de un derecho, sería muy contradictorio esto, defender un derecho quitándoselo a otro ser.