El 1994 el salario mínimo era de unos 16 pesos con los que se podían comprar 16 litros de gasolina, costaba un peso el litro, 22 años después esto es lo que ha pasado en México, hoy sólo se compran 4 litros con los 80 pesos de salario, y se van a comprar menos si el gobierno sigue ajustando el precio.
El salario mínimo en México se ha devaluado en un 80 por ciento aproximadamente, hoy sólo se puede comprar el 20 por ciento de lo se compraba hace más de 20 años.
El salario mínimo en México está de la patada, una familia que recibe 80 pesos diarios como ingreso se está muriendo porque es poco lo que puede comprar con esa miserable cantidad de salario.
El problema es que una importante parte de la población en Puebla y el país tiene ese ingreso diario, sobre todo en las zonas rurales, los organismos y el mismo gobierno reconocen que son aproximadamente 20 millones de mexicanos los que están en la pobreza extrema, se están muriendo de hambre, no porque no haya alimentos sino porque no los pueden comprar.
Esos 20 millones de mexicanos son los que están en la pobreza extrema, sin embargo, existen otros 60 millones, según el CONEVAL, lo que están sumidos en la pobreza, son los que ganan dos salarios mínimos o cuando mucho tres, ellos son pobres, los otros súper pobres.
Esto sólo sucede en México, ni siquiera en naciones pobres como Haití, Guatemala y Honduras, en donde el salario mínimo es mayor que en México.
En México sucede lo increíble, una casta de mexicanos tiene ingresos de 10 a 15 mil pesos diarios (sin contar los súper millonarios que se llevan hasta un millón de pesos diarios), mientras más de 80 millones de mexicanos se debaten en la pobreza y la pobreza extrema.
La riqueza en México está muy mal repartida, del pastel, el 80 por ciento es para los ricos y sólo el 20 por ciento es para los pobres, mucho para unos pocos y muy poco para la mayoría.
Así funciona el modelo neoliberal en México, es concentrador de riqueza en unas cuantas manos, elevados ingresos para la casta en el poder y salarios de hambre para las mayorías.
Hay una clase media, la que digamos está integrada por el 15 por ciento de la población nacional, sin embargo, esa clase cada vez se ve presionada por la políticas neoliberales que dañan sus finanzas, sus empresas.
Hoy esos 80 millones pobres y súper pobres y pobres en México andan mal (andamos) en todo, ya no se alimentan bien, ya no comen tres veces al día, ya no visten con dignidad, tienen serios problemas de salud, tienen abarrotados los hospitales y clínicas, en donde el servicio es pésimo, sus viviendas están deterioradas, su nivel de vida es crítico.
El más reciente golpe del modelo fue el alza indiscriminada a la gasolina, lo que colocó a esa población marginada en peores condiciones de que las que ya tenía, y si el gobierno federal aplica, como lo anunció, un nuevo ajuste a la gasolina en el mes de febrero, pues nos sabemos lo que va a pasar, son golpes mortales a los más pobres de este país.
Al grupo en el poder ya no le interesan las consecuencias de un nuevo golpe a la economía, el peso sigue devaluándose, no se sabe en qué termine todo esto, ya el 5 de enero se tuvo el primer aviso. Algún político dijo: “no despierten al México bronco”, y lo están despertando.
En este país podrá haber mucha tecnología, extranjera por supuesto, mucha comunicación e información, pero si no hay para comer todo lo demás sale sobrando, con tecnología no se come, ni se manda a los niños y jóvenes a las escuelas, ni se curan las enfermedades.
El salario mínimo en México es una vergüenza, una burla, si la canasta básica se ha encarecido 10 veces más en los últimos 20 años, es lógico que el salario mínimo deba crecer en esa proporción para que haya equilibrio.
Es urgente que el Congreso de la Unión tome medidas en este tema, los precios se han movido mucho, deben acordar un aumento al salario mínimo simplemente considerando la proporción en que ha subido no sólo la canasta básica sino todos los productos y servicios. Deben hacer algo, tomar medidas que aligeren la carga, la paciencia de los pobres en México está llegando a su límite.
El pueblo de México ya se apretó demasiado el cinturón, no puede más, si la casta de políticos y empresarios vive en la abundancia, en los lujos y placeres, por lo menos que acuerden un aumento a los mínimos, o tomen otras medidas de apoyo, para aflojar un poco el cinturón en los pobres y los súper pobres, no esperen que pase otra cosa, el horno está muy caliente, puede explotar.