La agresión a las mujeres es cada vez mayor en Puebla, el país y el mundo, a la multitud de problemas que tenemos se suma este que llega a extremos nunca antes vistos.
Los hombres no han llegado a entender en este siglo XXI lo que representa la mujer, ese hombre de hoy, que se supone está mejor formado, con más herramientas de desarrollo, rodeado de tecnología, aún cree que la mujer es un objeto y que es superior a ella.
Esos hombres que pasan por todas las esferas sociales, desde un campesino hasta un encumbrado político y empresario, actúan igual ante la mujer, la creen inferior y la agreden por cualquier motivo.
Por eso, no me dirijo a los hombres buenos, amables y amorosos con sus compañeras de vida, porque aún los hay, a ellos mi admiración y respeto, sino a aquellos que no han podido comprender ni entender a una mujer, y a todas las mujeres de México y el mundo.
A todos ellos les digo, denme una sola razón del por qué agredir a una mujer ¿Hay de verdad motivos para ofenderla, lastimarla y hasta privarla de la vida? ¿Hasta dónde un hombre cree que no puede perdonar a una mujer si es que ella ha cometido una falta?
¿Los hombres no cometen faltas, son perfectos, sin pecado alguno?
Vean la parábola de Jesucristo cuando el pueblo le dice: “señor a esta mujer la descubrimos cometiendo adulterio y según nuestras leyes debe morir lapidada”. Después de unos momentos de reflexión Jesús les contestó; “quien esté libre de pecado que arroje la primera piedra”, todos se miraron, tiraron al suelo las piedras y se fueron. Luego Jesús le dijo a la mujer ¿En dónde están tus acusadores? Ve a tu casa y no peques más.
¿Por qué no mis estimados amigos hacemos lo mismo? ¿Por qué no nos apegamos a esa enseñanza de hace 2 mil años? Nadie es perfecto, todos de un modo u otro hemos cometido errores en la vida, no podemos ni debemos castigar a una mujer porque supuestamente cometió un error ¿ Y si no lo cometió? ¿Si la estamos acusando sin motivos, sólo por suposiciones o palabras de otros?
Los exhorto a pensar, a reflexionar, antes de que por su mente pase la idea de agredir a una mujer. Una mujer, mis amigos, es los más hermoso de la creación, y pueden ser creyentes o no creyentes, pertenecer o no a una religión, pero una mujer es lo mejor de la vida, una mujer es portadora de la vida, en su vientre se forma la vida, ahí dentro de ella está la maravilla del universo, la creación, la reproducción humana, la vida, la continuidad de la vida.
Nadie, absolutamente nadie, ni hoy ni nunca, podrá lograr ese proceso de reproducción, la ciencia podrá inventar hoy y en el futuro mil cosas, máquinas inteligentes, pero jamás una mujer.
Entonces mis amigos, yo los llamo y les pido de corazón, ni un golpe más a una mujer, ni una agresión más a una mujer, ni una ofensa más y ni un asesinato más a una mujer.
Las leyes, mis amigos, podrán castigar o no a los hombres que dañan a las mujeres, podrá haber castigo o impunidad, pero el daño ya está dado, ya está hecho, no tiene reparación; ni 20, ni 50 años, ni cadena perpetua podrá devolver la vida a las mujeres que han sido asesinadas, ya nada les devolverá la vida, quizás las golpeadas sanen sus heridas, pero ellas no lo olvidarán jamás.
Ya se mis amigos que vivimos tiempos complejos, tiempos de corrupción y ambición, tiempo de abusos, de malos gobiernos y malas leyes, tiempos de injusticias e inequidad, pero, eso no justifica agredir a una mujer.
Detengamos el odio, el rencor, detengamos la mano, el brazo, el pie, el arma, la boca. Mis amigos, no lo hagan, les pido que no lo hagan, si algo sucede, si existe alguna causa que crean es grave, investiguen, y si es verdad platiquen, lleguen a un acuerdo, con golpes, gritos y ofensas no se soluciona nada, es mejor perder que agredir a una mujer, si ella dice, te gané, aún sin razón o con ella, adelante, ella gana, es mejor perder a cometer una falta imperdonable, a ofender y agredir a una mujer.
Ustedes dirán mis amigos que hoy las mujeres se han corrompido, que son malas, que no son como antes, dóciles y sujetas a los hombres, ellas van con los tiempos, han cambiado, ahora se preparan más, estudian más, se suman al desarrollo, contribuyen al hogar, pero siguen amando, nunca han dejado de amar, adoran a sus hijos y esposos, y si es necesario dan la vida por ellos, ellas son grandes, admirables, maravillosas.
Que no les moleste que las mujeres se superen, que son buenas abogadas, buenas doctoras, buenas empresarias, buenas contadoras, buenas agrónomas y buenas pintoras, buenas artesanas, buenas políticas, buenas cantantes, buenas deportistas, etc., al contrario, siéntanse orgullosos de ellas, porque han puesto todo su empeño en superarse, son útiles a su región, su estado, su país y el mundo.
Son maravillosas, son nuestras eternas compañeras, son humanos como nosotros, cometen por igual errores, pero no por esos las vamos agredir, mejor las vamos a querer más, a proteger, a perdonar si es que han cometido alguna falta, ¿por qué no? ¿Es imposible perdonar? Yo creo que es posible y mil veces gratificante.
Detengan el odio, el rencor, demuestren que pueden, que son capaces de superar situaciones, no olviden, una mujer les dio la vida, y si es su compañera, ella los amó en un momento dado y ustedes también la amaron, en nombre del amor olvídense del odio y el rencor.