Hipólito Contreras / Opinión Libre
Durante semanas los medios nacionales dedicaron amplios espacios a la contienda electoral del 3 de noviembre entre al Partido Demócrata y el Republicano para disputarse la presidencia de los Estados Unidos, la lucha entre el actual presidente Donald Trump y el demócrata Joe Biden.
No era para menos, se trata del cambio de poderes en la primera potencia del mundo.
Después de tres o cuatro días de la elección, y aunque no es oficial aún, los números favorecen al candidato demócrata Joe Biden, quien, si otra cosa no sucede, será el presidente número 46 de los Estados Unidos.
A México más que a cualquier país del mundo le interesa siempre quién gana la elección presidencial en los Estados Unidos, por el simple hecho de que somos vecinos de esa nación, con la que compartimos más de 3 mil kilómetros de frontera y tenemos una historia poco agradable, pues hace 173 años nos arrebató un territorio más grande que el que tenemos. Este sería el hecho histórico más grande de México si hubiera conservado ese territorio.
Todos sabemos que el actual territorio de los Estados Unidos se logró mediante dos formas: la compra de territorios y la invasión de los mismos; a México supuestamente el gobierno de Estados Unidos en 1847 le pagó 15 millones de dólares por los territorios ocupados, lo cierto es que se los arrebataron en una guerra que México no pudo ganar por sus problemas internos.
México depende mucho de la economía norteamericana, el 80 por ciento de las importaciones y exportaciones mexicanas son con ese país; México le vende petróleo, café, miel, materias primas, hortalizas, frutas, entre otros productos. Ellos nos venden alimentos, granos, tecnología, gasolina, telefonía, medicinas, computadoras, autos, aviones, etc., la balanza comercial es favorable a los Estados Unidos.
Pero México no sólo exporta esos productos, también remite mano de obra con millones de trabajadores; se calcula que en el vecino país hay unos 40 millones de mexicanos entre indocumentados y residentes. También se van miles de intelectuales, técnicos y profesores, es lo que se llama “la fuga de cerebros”.
Bien sabemos que las remesas de los paisanos representan la segunda fuente de ingresos de México, incluso capta más por este concepto, que por las exportaciones petroleras. Es tanta la dependencia de México, que un colapso de la economía norteamericana acabaría con la mexicana en muy poco tiempo, allá necesitan estar bien para que acá no nos vaya tan mal.
México no ha logrado ser una nación independiente y autosuficiente, depende mucho del imperio del norte. Por eso el gobierno mexicano siempre está pendiente de los resultados de las elecciones en los Estados Unidos, en donde como sabemos, sólo hay dos partidos políticos: el republicano y el demócrata, a los que no se les ve diferencia alguna.
Con presidentes republicanos o demócratas Estados Unidos es la misma potencia que desde su fundación y origen le ha caracterizado una política expansionista y de dominio. Con gobernantes demócratas y republicanos ha invadido Irak, Irán, Israel, Afganistán, Libia, Siria, Cuba, (a Cuba le aplican un embargo desde hace 60 años y mantienen ahí una base militar) México, etc. Estados Unidos se considera el policía del mundo, interviene en cualquier país donde considera no hacen bien las cosas.
No se olvida jamás la política del gobierno norteamericano en la Segunda Guerra Mundial; en 1945 el gobierno de los Estados Unidos usó armas nucleares contra la población civil de Japón, fue el presidente Harry S. Truman, del partido demócrata, el que autorizó arrojar las dos bombas atómicas en Hiroshima y Nagasaki, matando instantáneamente a 110 mil personas y dejando miles de heridos.
De modo que en México nos da lo mismo quién gobierne Estados Unidos, demócratas y republicanos aplican la misma política intervensionista y expansionista hacia el mundo, en especial hacia las naciones subdesarrolladas.
Por ejemplo, hoy habría que preguntarle al señor Joe Biden, ¿qué política tiene lista o piensa aplicar hacia los indocumentados mexicanos?, ¿seguirá con la construcción del muro fronterizo?, ¿qué piensa de los mexicanos que intentan cruzar la frontera?
Lo que responda sólo confirmará que demócratas y republicanos son lo mismo. Hacia México y el mundo seguirán aplicando las mismas políticas, veamos lo que hacen en Venezuela, lo que hicieron en Chile con el derrocamiento de Salvador Allende en 1973. Estados Unidos con gobiernos republicanos o demócratas no tiene amigos, tiene intereses.