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Cien días han pasado desde el inicio de la pandemia que no olvidaremos jamás, porque vino a trastornar la vida de todos, de ricos y pobres, aunque los ricos aguantan vara, los pobres no; los ricos tienen qué comer, los pobres empiezan ya a tener hambre, situación que puede salirse de control, más que la misma pandemia.
Imaginemos por un momento que por el paro de actividades de las dos más grandes empresas de Puebla, Volkswagen y Audi, deciden cerrar definitivamente sus puertas en Puebla y emigran a otros estados o países, donde les permitan trabajar. Bueno, pues eso dejaría al estado sin el motor de su economía. Se dirá que son empresas extranjeras que se llevan las ganancias a sus países, en este caso a Alemania, se dirá que vienen a México o a cualquier país para contratar mano de obra barata; se dirá lo que quiera, pero generan muchos miles de empleos y buena parte de la economía de Puebla depende de esos empleos.
Se dirá que en caso de que esas empresas se fueran, junto con sus proveedores, que por lo menos son cincuenta más, a Puebla le quedarían muchas empresas que se dedican a la manufactura; pero, ¿cuánto representan en la economía de Puebla? ¿el 30? ¿el 40 por ciento?
Definitivamente, Puebla perdería mucho si se fueran esas empresas de la industria automotriz; sería un duro golpe a la economía del estado y habría repercusiones sociales.
Pero no se toma en cuenta que un imaginario cierre de Volkswagen y Audi se llevaría no sólo a sus proveedores, sino a otras empresas que nada tienen que ver con la industria automotriz, pero que de igual forma cerrarían sus puertas por incosteabilidad, por deudas con bancos y proveedores, despedirían a otros miles de trabajadores.
Claro, estamos hablando de un hipotético caso de cierre de dos de las más importantes empresas de Puebla. Es deseable que no ocurra, pero también es cierto que se están empujando hacia allá las cosas, cada día que pasa crecen las posibilidades.
En otras empresas importantes, como el Aeropuerto Internacional de Huejotzingo, no sabemos qué está pasando, porque a pesar de que no es uno de los grandes aeropuertos nacionales, juega un papel importante en la economía de Puebla; no sabemos si tiene cancelados sus vuelos; si es así, no se descarta un peligro de cierre o de quiebra técnica y financiera.
Otra empresa importante en Puebla es “AfricaM Safari” que por decreto no puede operar; es el centro turístico más importante de la capital; cientos de miles de visitantes al año; ahí laboran cientos de trabajadores; este paro obligado debe haber dañado ya sus finanzas, un cierre definitivo es improbable, pero tanto golpe puede conducir a eso.
También muchas empresas de la construcción están paradas desde hace cien días; si ya de por sí andaban mal porque los gobiernos traían constructoras de otros estados, ahora están peor y están despidiendo a sus trabajadores.
¿Y que decir de la industria hotelera y restaurantera? Fueron los primeros afectados, el turismo se retiró de Puebla, hoteles y restaurantes están vacíos o semivacíos. ¿Y sus miles de trabajadores? Pues sólo Dios sabe dónde andan.
Ha llegado el momento de que el gobierno evalúe esto; ¿qué causa más daño, la pandemia o el cierre de empresas? ¿hacia dónde se inclina la balanza? Si le tuercen mucho el cuello a la economía la van a matar y vendrán todas las consecuencias, sobre todo el hambre y la violencia.
El gobierno sabe muy bien que vive de los impuestos, que los sueldos de todos los funcionarios y trabajadores se pagan con impuestos, pero las pequeñas, medianas y grandes empresas no podrán pagar sus impuestos si siguen cerradas.
El gobierno no produce nada, ni una caja de cerillos, ni un kilo de jitomate; quienes producen son las empresas y los trabajadores. El gobierno vive de los impuestos, los grandes sueldos de los funcionarios de primer nivel vienen de los impuestos, todas las obras públicas se pagan con impuestos; entonces, dejen trabajar a las empresas, a todas, así es la economía de cualquier país.
Con la pandemia podemos estar seis meses más o seis años más, pero que esto no paralice a las micro, pequeñas, medianas y grandes empresas; México camina con sus empresas y trabajadores, no hay de otra. Los virus se quedan sólo hay que controlarlos, el VIH, por ejemplo, lleva 40 años en México y el mundo, pero ya nadie habla de él, miles de personas en México y el mundo se siguen enfermando y muriendo de este virus para el que no hay vacuna aún.
Se puede perfectamente trabajar con todas las medidas necesarias, y esto lo sabe muy bien el gobierno; no entendemos entonces por qué no reinician las actividades. ¿Esperan que la pandemia desparezca para empezar a trabajar? ¿Esperan al último enfermo o fallecido? Si eso esperan entonces hasta el 2030 o 2040.