Letras Libres
Por: Emilio Castro
Este lunes 26 inicia el ciclo escolar 2019-2020. Millones de niñas y niños regresan a las aulas a iniciar una aventura dentro de las escuelas. La semana pasada, los padres de familia pudimos vivir el viacrucis que implica el proceso de inscripción y reinscripción en cada centro educativo: documentos, copias, requisitos, fotografías, pagos y una larga lista de actividades.
En esta ocasión nos centramos en el pago de cuotas de inscripción. En nuestro municipio se presentaron algunos conflictos en algunas escuelas, por las molestias que se generan por los cobros que se hacen al interior de las escuelas. Para poder entender esta situación debemos revisar el marco jurídico y legal.
La «Ley General de Educación», en su artículo 6, señala que «…la educación que el Estado imparta será gratuita. Las donaciones o cuotas voluntarias destinadas a dicha educación en ningún caso se entenderán como contraprestaciones del servicio educativo.
Las autoridades educativas en el ámbito de su competencia, establecerán los mecanismos para la regulación, destino, aplicación, transparencia y vigilancia de las donaciones o cuotas voluntarias.»
Veamos, la Ley es clara. El servicio educativo es gratuito. Es responsabilidad del Estado garantizar aulas, docentes, libros, etc. Ninguna cuota se puede entender como el pago del servicio educativo.
Son las mismas autoridades educativas quienes establecen el mecanismo para regular estás cuotas.
¿Cuál es el mecanismo al que se refiere esta Ley? Las asambleas de padres de familia.
Es decir, somos los propios padres, a través de nuestra participación en la que se discute y decide la operación de la escuela en la que se encuentran nuestros hijos. No es la escuela quien lo decide. Somos los padres de familia quienes solicitamos y administramos cuotas, mismas que tienen el carácter de voluntarias, y se establecen en una asamblea general.
Cuando se genera un conflicto en las escuelas, derivado del tema de las cuotas de inscripción, inmediatamente los padres de familia actuamos en contra de la institución, pensando que los montos y mecanismos de operación de los recursos económicos son responsabilidad de la escuela, ¡Pero no es así! Es responsabilidad de los padres de familia. ¿Y qué sucede en estos casos? Como siempre, buscamos culpables evadiendo nuestra responsabilidad.
Seamos honestos, la mayoría de los padres y madres de familia dejamos en manos de las escuelas lo que claramente nos corresponde a nosotros los papás: la educación de nuestros hijos. Dejamos en manos de los maestros su aprendizaje, en manos de los directores el destino de los recursos y en manos de la SEP el problema en general. No señores, asumamos nuestra responsabilidad.
Informémonos, leamos, organicémonos, participemos activamente. Es nuestra obligación. El presente y el futuro de nuestros hijos está en juego. Dejemos de buscar culpables y hagamos lo que nos corresponde. Sí las cuotas son altas, ¡participemos! Sí no nos parece en qué se gastan las cuotas, ¡participemos! Sí tenemos duda de la cooperativa escolar, ¡participemos! Una sociedad informada y participativa nos beneficia a todos.
?Pero por vía de mientras, ¡Feliz retorno a clases!