Por: Leonardo Pérez
En muchos hogares mexicanos es común ver una ofrenda dedicada a algún ser querido que yace en otro plano, la manera de dedicar estas ofrendas varía dependiendo la región. Municipios del Estado de México y Michoacán destacan por su manera de celebrar estas fechas, pero en lo que respecta a Puebla, también tiene mucho que exhibir al mundo, a través de las formas peculiares que tienen los pobladores de ciertas comunidades para recibir y recordar a sus difuntos. Hoy en especial hablaré de los altares de día de muertos en Tlapanalá.
Tlapanalá, es un municipio poblano, ubicado al suroeste de la capital del estado de Puebla, que aunque pequeño y con varias ferias y festividades a lo largo del año, sin duda, considero que ésta es la mejor, la noche del 01 de noviembre, es la más nostálgica y alegre de todas.
Todo inicia desde temprano, o incluso desde semanas o meses antes, cuando la familia tiene que colocar «ofrenda nueva». La ofrenda nueva la colocan las familias donde algún familiar falleció durante el año (antes del mes de octubre, si fallece en este mes, la ofrenda se colocará al año siguiente), la labor de armar el altar donde se colocarán los alimentos que se le ofrecerán al alma del difunto, es realmente un arte; generalmente se buscan a personas diestras y creativas para elaborar el diseño y la construcción de la estructura del altar.
Son muchos los elementos que se deben considerar para que la obra final se luzca, y donde además de ser un buen recibimiento para el espíritu, tiene la función de deslumbrar al visitante, al turista.
Los altares que se elaboran en esta comunidad son particulares, son curiosos, están llenos de elementos creativos y mágicos, a pesar de que en otro municipio cercano se conocen por ser exponentes de los altares de muertos, en Tlapanalá se distinguen porque representan la esencia del finado.
En las ofrendas de Tlapanalá, se agregan elementos que señalan además de los gustos del difunto, el oficio al que se dedicaba, pues se puede ver una feria en miniatura si la persona en vida trabajaba en ella, o un conjunto de mariachis en calavera si se dedicaba a la música cuando estaba vivo, también vemos vacas, pollos y cerdos de juguete que hacen alusión que esa persona cuidaba estos animalitos.
En cuanto a la forma del altar, es otro agasajo para la vista, los hemos encontrado desde los tradicionales de 3 niveles, hasta las réplicas de iglesias, kioskos, hornos de pan, catedrales, camiones y hasta campos de béisbol. Cada año los turistas, vecinos y habitantes del lugar, estamos ansiosos de poder recorrer todas las ofrendas que haya para ver ahora que diseño hicieron.
Además de los altares que he descrito, la amabilidad de las familias para con los turistas y vecinos del lugar es incomparable, cada persona que visite la ofrenda, está invitada a pasar a comer o cenar en esa casa, sea conocido o no, los reciben con los brazos abiertos, los platos de mole y tamales llenan las mesas, aún a altas horas de la noche.
Además por si fuera poco, a cada visitante que pase a mirar la ofrenda se le ofrece pan, conserva de tejocote, camote batido, calabaza batida, arroz con leche, pelo de ángel, nieve, pastelitos, caldo de camarón -en el caso de las familias con más posibilidades-, entre otros alimentos con los que se agradece la visita al turista.
Caminando por las calles, encuentras decenas de familias y amigos en peregrinación visitando las ofrendas, y te toparás también con grupos de personas disfrazadas -los famosos güizos- bailando con música alegre, haciendo paradas en cada ofrenda y dándole vida a la noche, de los cuales te debes alejar si no quieres que te tomen como pareja de baile. Es una noche única, y podría ser mejor pero no se ha dado el impulso necesario.
Les invito a visitar Tlapanalá, conocer y vivir en carne propia lo que les acabo de contar. La visita a las ofrendas es el día 01 de noviembre e inicia desde las 12 del día y termina hasta las 2 o 3 de la madrugada siguiente; les recomiendo iniciar temprano para recorrer todas las casas donde hay ofrenda nueva, no en todas las casas hay ofrenda nueva, solo donde alguien falleció durante el año, es fácil identificarlas, por los caminitos de flor amarilla que llegan hasta las puertas de las casas, donde las puertas estén abiertas de par en par y hay música de viento generalmente, de igual manera si preguntas con los vecinos cualquiera de manera muy amable te indicarán por donde seguir.
Si no tienes vehículo propio para ir, te sugiero hagas el recorrido durante el día, el servicio de transporte público para salir de Tlapanalá hacia Izúcar de Matamoros o Atlixco termina a las 7:00 de la tarde, toma tus precauciones.
Les sugiero que lleven una cera por cada casa que visiten, esta se deja en señal de agradecimiento, tener mucho estómago y de paso colgarse un «topercito» para guardar lo que no se coman. Ahora si les parece poco, el día 02 el panteón se pinta de color amarillo y aún puedes visitar las ofrendas aunque ya no hay tanto movimiento como la noche anterior.
Te invito a que conozcas más lugares y tradiciones de nuestro estado de Puebla y desde luego de nuestro país, a pesar de la falta de difusión turística, hago lo propio para decir al mundo que ¡En Tlapanalá se recibe a los vivos y muertos con creatividad y alegría! ¡Vive el día de muertos en Tlapanalá!