Por: Alejandro García Azcué
Existen sustancias químicas que modifican las funciones orgánicas de nuestro cuerpo y a éstas se les llama drogas. A diferencia de un fármaco que se administra con fines terapéuticos y solo para beneficio del individuo, las drogas se utilizan de muchas formas y vías. Por ejemplo, se pueden tomar, tragar, inhalar o inyectar. Sea cual sea la forma de administrarse, todas llegan al cerebro, donde permean y ejercen su efecto, ya sea sedando o activando los sistemas de alerta o fisiológicos, de tal manera que perturben la toma de decisiones al alterar nuestros sentidos.
Entre las drogas más usadas están: alcohol, tabaco, marihuana, anfetaminas, sales de baño, cocaína, crack, heroína, solventes, y en una menor proporción, los sedantes, LSD y hongos alucinógenos.
La gran problemática de las drogas es su dependencia psicológica y física, porque no solo dañan los órganos vitales, como el corazón, pulmones, hígado, bazo, o riñones, sino que también perjudican irreversiblemente las neuronas, que son las células nerviosas que nos permiten mantener el organismo apto para la realización de cualquier actividad cotidiana.
Uso de las drogas
En Izúcar de Matamoros, así como en todas las comunidades del país, el uso de las drogas por los adolescentes se ha incrementado exponencialmente, de tal manera que, según estudios, uno de cada 4 jóvenes ha experimentado con los enervantes, desde los más sencillos como el alcohol y el tabaco, hasta los más letales como el crack o el cristal.
En un principio empiezan experimentando, pero los problemas emocionales, de autoestima, depresión, falta de oportunidades, abandono, complejo de inferioridad, problemas familiares o autorreconocimiento de grupo, hacen que se consuman de manera cotidiana, generando una codependencia, enganchándose y generando otro tipo de problemas, como deserción escolar, violencia, enfermedades de transmisión parenteral por el uso de jeringas reusadas, embarazos no deseados, suicidio, accidentes, pandillerismo o delincuencia, por mencionar algunos.
Los adolescentes con estas afecciones no solo no ven las acciones del presente, tampoco visualizan las consecuencias del futuro; un futuro de mayores problemas, desolador, apartados de su familia y comunidad, donde la sociedad los empezará a rechazar, generando un círculo vicioso en el cuál va ser muy difícil de salir.
La droga más común en jóvenes es la marihuana, pero ésta está siendo rebasada por el uso del cristal. En las fiestas ahora es común que los adolescentes acostumbren a mezclar drogas con alcohol, lo que hace que se absorban con mayor facilidad y rapidez. También se está haciendo costumbre tomar alcohol mezclado con bebidas energéticas; éstas contienen gran cantidad de cafeína y taurina.
La taurina se considera un nutracéutico por sus diferentes efectos en la salud, incluidos el tratamiento de la fatiga y los trastornos musculares, la reducción de problemas de visión y las mejoras en la función inmune, la inflamación y los efectos neuro protectores, pero en realidad, el consumo cotidiano se ha relacionado con daño hepático, problemas cardíacos, insomnio, nerviosismo, depresión, estrés o ansiedad.
Señales de alerta y rol de los padres
Si tu hijo adolescente duerme mucho, tiene los ojos enrojecidos, tos persistente, presenta cambios de personalidad y de humor, irritabilidad, comportamiento irresponsable, desobediencia a las reglas, retraimiento, actitud negativa, baja autoestima, carencia de juicio, ausencias frecuentes en la escuela, bajas calificaciones, pérdida de comunicación con la familia, por mencionas algunas, es importante que se acuda a ayuda profesional o a centros de apoyo, puesto que el primer embate que va a tener una familia con un hijo clavado en las drogas es precisamente los familiares más cercanos, que van a tener que sufragar las consecuencias de lo que también contribuyeron, ya sea por acción o por omisión.
Rol de las autoridades
Las autoridades en los tres niveles de gobierno (municipal, estatal y federal), han olvidado poner atención a este tema, que ya se está revirtiendo y está ocasionando daños mayores a la sociedad. Han olvidado apoyar a los jóvenes con espacios deportivos y de esparcimiento, programas educativos o programas culturales.
A gran parte de estas autoridades solo les interesa el aspecto político o el de negocios, pero no todo es dinero en esta vida, también se necesitan políticas públicas para disminuir esta problemática social, que cada día está mermada en valores.