A nivel mundial la cifra de muertos por Covid-19 llegó a 2 millones 26 al día viernes 15 de enero del 2021, según diferentes fuentes informativas.
Los hospitales públicos están saturados en diversas partes de México y del mundo, y no hay suficientes medicamentos para el tratamiento. Asimismo, las farmacias empiezan a tener escasez de medicinas contra la pandemia.
Cada día nos despertamos o nos vamos a dormir con noticias desalentadoras sobre decesos o confirmaciones de afectados por la enfermedad, mucha gente conocida y cercana. Acabo de leer de la reubicación de niños recién nacidos en Brasil por saturación de hospitales que atienden Covid.
Por otro lado, la situación económica de las familias y empresas ya era complicada antes de la pandemia, ahora es mucho más difícil por la desactivación económica para proteger los contagios. Las actividades económicas están restringidas a lo más esencial y en alto riesgo de quiebra por falta de ingresos.
Hay temor, incertidumbre, tristeza, enojo, desesperanza, desmotivación y poca confianza de un mejor futuro en amplios sectores de la población, que además hoy están divididos en buenos y malos, corruptos y honestos, liberales y conservadores, los de antes y los de ahora.
La pandemia Covid-19 ha impactado fuertemente en el estado de ánimo de las personas. El quédate en casa ha provocado ansiedad, temor, tristeza, miedo, desesperanza, depresión, agresividad y angustia en los integrantes de la familia.
Y para rematar, llegamos ya a un nuevo proceso electoral por la renovación de más de 21 mil cargos públicos, entre los que están 500 diputaciones federales, determinantes para el destino del país; proceso en el que ya se asoman como elementos de mayor división social: la mañanera presidencial, el manejo electoral de los programas sociales y la aplicación de la vacuna contra COVID.
La emoción es la alteración del ánimo, de manera intensa o pasajera, agradable o penosa, según Alberto Briceño, 2004. Y la inteligencia emocional, de acuerdo con este autor, es la capacidad de sentir, entender, controlar y modificar estados anímicos propios y ajenos.
Es la capacidad para resistirnos a reaccionar de manera impulsiva e irreflexiva, actuando en lugar de ello, con receptividad y participando de esa manera en la promoción de una comunicación sin barreras.
En Nueva York, la gente caminaba alterada e irritable en un mal día. Cuando las personas abordaban el autobús de transporte público, el chofer les daba los buenos días y la bienvenida. Muchos no respondían. Ya sentados les platicaba sobre los lugares donde iban pasando. Cuando se bajaban, habían mejorado notablemente su estado de ánimo, muchos respondían o sonreían, según Daniel Goleman (La inteligencia emocional).
Después del paso del huracán Stan por la Sierra Norte de Puebla en 2007, había mucho desánimo entre la población en una comunidad de Zihuateutla. Con preocupación empezaron a buscar al presidente municipal para pedir su apoyo y orientación. Y de forma inteligente como líder que era, este los convocó a una jornada de chapeo de un camino de terracería, terminando con una convivencia.
Durante esta pandemia es recomendable fortalecer la capacidad para controlar las emociones. Mantener la calma ante las adversidades es la mayor fortaleza de un ser humano porque le permite decidir con mayor posibilidad de éxito. Alterarse no resuelve los problemas, ni cambia las circunstancias y casi siempre complica la situación.
Es recomendable separar los problemas que no dependen de nosotros y no podemos influir, de aquellos en los que sí podemos hacer algo. Ponerse en los zapatos de los otros y escucharlos representa más del 90 por ciento del éxito de las decisiones resultantes. Muchas disculpas se pueden evitar si se piensa antes de hablar. Reforzar la capacidad de escuchar es fundamental en estos tiempos.
Evitar la difusión de información no confirmada o confusa que pueda afectar el ánimo de la gente, confundirla o promover el pánico entre la población.
Encontrar formas de motivación, conscientes de que ésta proviene de nuestro interior, una actitud positiva es más fuerte y deseable que un estado de pesimismo. Crear esperanza es indispensable y siempre utilizar las palabras más adecuadas para dar consuelo.
Finalmente, hay que fortalecer la unidad y la solidaridad entre los mexicanos para encontrar soluciones a los principales problemas. La unidad y solidaridad no tienen colores.