Hace apenas unos días el gobierno federal a través de la Secretaría de Hacienda, anunció como regalo navideño, el enésimo aumento a las gasolinas y al diesel en más de un 14 por ciento, a partir del primero de enero del 2017 el litro de gasolina premium costará más de 18 pesos.
Pero el anuncio del gobierno no se queda ahí, dice que en el transcurso del año se harán más ajustes a los precios hasta lograr el equilibrio con los precios internacionales del petróleo y que al final el precio quedará liberado, sujeto al libre mercado.
No se necesita ser economista para saber que el aumento a las gasolinas le pegará muy duro a la economía de la mayoría de los mexicanos, a la minoría no por su alto poder adquisitivo.
El aumento generará inflación, será un efecto automático, todo, absolutamente todo, se incrementará, nada escapará al alza, productos y servicios subirán de precio, probablemente en más de un 18 por ciento.
Las expectativas inflacionarias del gobierno federal no se cumplirán, si la meta por ejemplo es que la inflación sea del 3 por ciento este año, ya no se logrará, imposible luego del aumento a las gasolinas, la inflación se disparará, es inevitable.
Ni siquiera en tiempos de Salinas, en los tiempos inflacionarios y devaluación de la moneda, la gasolina había subido tanto de precio, al final del gobierno salinista la gasolina costaba un peso el litro, muy económica, un tanque de 60 litros se llenaba con 60 pesos, eran otros tiempos.
Hoy el quinto país productor de petróleo tiene la gasolina más cara del mundo. Hoy el gobierno federal tiene sumido al pueblo de México en una situación compleja.
La aún riqueza petrolera de México no es motivo para tener combustibles a precios justos, parece que la riqueza petrolera genera problemas en lugar de beneficio al pueblo de México.
El gobierno federal pretende compensar lo que pierde con la baja de los precios internacionales del petróleo, y que la población le pague lo que ya no recibe con las exportaciones petroleras, quiere recibir los mismos recursos como cuando los precios del petróleo estaban a la alza, no se vale que le cargue la mano a la mayoría de los mexicanos.
Con esta alza el partido en el poder y el modelo económico de libre mercado tienen el rechazo de muchos millones de mexicanos que ven cómo su economía se deteriora más, a sus familias llegan menos beneficios, menos alimentos, menos salud, menos educación, menos todo.
El alza en las gasolinas deteriora en alto grado el nivel de vida de la mayorías, si ya de por sí las cosas estaban complicadas, ahora lo estarán mucho más con un alza generalizada de precios.
Con este ajuste a las gasolinas el gobierno no piensa en las mayorías, piensa en sus finanzas, en captar más recursos. El gobierno no se ajusta el cinturón, se lo ajustan las mayorías.
Con el alza a las gasolinas el partido en el gobierno asegura su derrota en la elección presidencial del 2018, no más PRI en este país, quizás sea su despedida para siempre, difícilmente volverá al poder.
Y como la derecha en México la representan PRI y PAN es muy probable que los dos partidos se vayan en la elección del próximo año, si el PAN estuviera en el poder habría hecho lo mismo con el alza a las gasolinas, los dos partidos políticos son dignos representantes del modelo neoliberal, modelo caracterizado por estimular y concentrar la riqueza en pocas manos y condenar a la pobreza a las mayorías.
El pueblo de México ya sabe muy bien que este modelo es injusto, depredador, contaminador, represor, destructor, concentrador de riqueza, violento, sabe muy bien que esta alza acaba con la paciencia que quedaba y que ha llegado el momento de hacer los cambios que el país requiere.
¿Se cree que en la elección del 2018 los mexicanos seguirán votando por los partidos que han llevado al país a esta situación? La lógica dice que no, que los ciudadanos de este siglo XXI buscarán nuevas opciones, saben que votar por lo mismo es seguir peor.
Por ahora el alza a la gasolina deja fuera al partido en el poder en la elección del 18, ya no será opción en este país.
No es que por arte de magia o mediante un decreto un nuevo gobierno baje la gasolina a un peso el litro, no se puede, tampoco podrá bajar de golpe todos los precios de productos y servicios, no podrá. Lo que podrá hacer es reconstruir la economía, acabar con los privilegios que hoy goza la casta en el poder, bajará los altísimos sueldos de políticos y funcionarios de primer nivel, de diputados, senadores y magistrados, de gobernadores y presidentes municipales.
Un buen gobierno no hará magia, ni milagros, gobernará bien este país, repartirá mejor la riqueza nacional, hará obra prioritaria, no monumentos ni obras de relumbrón, administrará bien los recursos públicos.
Un buen gobierno pondrá los precios de los combustibles a precios justos, los bajará gradualmente, poco a poco.
Un buen gobierno pensará primero en su pueblo y después también en el pueblo, que con sus impuestos paga la salud, la educación, el campo, la cultura, todo. Un buen gobierno sólo será un buen administrador de los recursos públicos.