Por: Sergio Valero Orea.
El lunes pasado arrancó oficialmente el juicio contra Genaro García Luna, para quienes lo desconocen, fue el Secretario de Seguridad Pública en el gobierno de Felipe Calderón (2006-2012).
Se le acusa de narcotráfico y de recibir dinero del Cártel de Sinaloa (corrupción). De acuerdo los a testimonios, Genaro García Luna comenzó a trabajar en favor del narcotráfico desde el 2001 cuando era el titular de la Agencia Federal de Investigación (AFI), que era el equivalente al FBI, durante el gobierno de Vicente Fox.
La fiscalía argumenta que, a cambio de dinero, García Luna permitió que el Cártel de Sinaloa (en aquel entonces liderado por Joaquín ‘El chapo’ Guzmán) operara con impunidad en México y ayudó a los narcotraficantes a transportar drogas de manera segura hacia los Estados Unidos.
Fíjese nada más. La seguridad pública del PAÍS, en manos de quién.
Esto nos obliga a reflexionar sobre el tema de seguridad pública. Cuánta razón ha tenido Andrés Manuel López Obrador al justificar la creación de la Guardia Nacional y evitar que la seguridad de los mexicanos caiga en manos de este tipo de personajes que, de ser culpable, comprobaría sus dichos.
Sin embargo, algo que sí hemos podido comprobar cada uno de nosotros es el aumento de la inseguridad y el grado de corrupción de las corporaciones policiales en los ámbitos municipal, estatal y nacional.
¿Cuántas veces hemos sido víctimas de extorsiones de elementos de la -extinta- policía federal de caminos al viajar por carretera? ¿Cuántas veces ha sucedido lo mismo con policías estatales o municipales?
Los gobiernos, en cualquiera de sus niveles (municipal, estatal y federal) están obligados a erradicar este tipo de prácticas que garanticen el buen desempeño de las corporaciones y que brinden seguridad a sus gobernados. Solo como recordatorio, en el 2018-2021, la administración municipal que encabezó el C. Benjamín Hernández Lima, dio de baja a más de 30 elementos por diversos motivos: no aprobar su control de confianza, corrupción y acciones que ponían en riesgo el trabajo policial.
Recordemos que, en el periodo de Felipe Calderón, se desató la llamada «guerra contra el narco» y fue el periodo en donde la violencia e inseguridad fueron mucho más evidentes en muchos territorios del país. Sin embargo, García Luna ya trabajaba con Vicente Fox.
¿Ineficiencia o complicidad? ¿De todo ello tenía conocimiento el Gobierno de los Estados Unidos? ¿Cuántos miles de millones de dólares han llegado a manos de políticos corruptos? ¿Cuántos inocentes han muerto victimas de decisiones de estos personajes?
Recordemos también, en el 2005, el caso de la francesa Florence Cassez e Israel Vallarta. Justo cuando existían las tasas más altas de inseguridad, principalmente en secuestros que aumentaron 317% durante el 2005 y 2010, fueron detenidos y encarcelados por Luis Cárdenas Palomino uno de los principales colaboradores de García Luna mediante un falso operativo montado por Televisa y TV Azteca.
A pesar de que Cassez fue liberada en el 2013, Israel Vallarta lleva más de 17 años en prisión SIN HABER RECIBIDO ninguna SENTENCIA.
Eso sucede cuando un gobierno carece de LEGITIMIDAD.
Finalmente, en casos como estos es cuando queda de manifiesto que la estrategia de seguridad es muy importante para vivir en sociedades en paz y tranquilidad. Atender las causas y los efectos. Policías que se preparen para una carrera policial, equipadas, evaluadas, con mejores salarios y prestaciones.
Además, se requieren reformas a fondo respecto al sistema judicial y que los órganos responsables de crear y modificar las leyes lo hagan dejando a un lado la politiquería y que legislen en beneficio de los ciudadanos.
Esto es la Cuarta Transformación. Lo demás es farándula.
O, ¿cuántos Genaro García Lunas vamos a tolerar?