Redacción / Ciudad de México.
Si bien el diez por ciento de la población mexicana es indígena la matrícula de las universidades mexicanas revela que máximo tres de cada cien estudiantes provienen de esa capa poblacional, con la consecuente perpetuación de atraso, subdesarrollo y pobreza.
La situación se agudiza si se toma en cuenta que cerca de un millón de mexicanos son monolingües y hablan una lengua indígena pero no español. Por la diversidad del país se reconocen 68 lenguas indígenas que hablan 7 millones 382 mil personas.
“Del total de indígenas inscritos en la educación superior, el porcentaje que logra titularse es muy pequeño, aunque éste es un fenómeno que ocurre también entre la comunidad no indígena», expuso la doctora Lorenza Villa Lever, investigadora de la Universidad Nacional Autónoma de México y especialista en desigualdades sociales.
Son muy pocos los indígenas que llegan a la universidad. “Una razón importante para ello es que la mayoría vive en pobreza y cerca de 30 por ciento en pobreza extrema», comentó en declaraciones que difundió el Foro Consultivo Científico y Tecnológico.
También hizo notar que la mayoría de los indígenas padece “pobreza multidimensional”, que el Coneval (Consejo Nacional de Evaluacion de la Politica de Desarrollo Social) define como fuertes rezagos en el acceso a servicios básicos de vivienda, alimentación, salud y educación, lo que agrava las desigualdades de dicha población y restringe sus posibilidades de estudiar.
La experta en desigualdades educativas señaló que en México la población indígena está muy invisibilizada. Por ejemplo, en relación con la educación superior no hay estadísticas confiables de cuantos ingresan a la licenciatura y al posgrado, si son hombres o mujeres, de qué comunidades vienen, cuántos egresan y en cuanto tiempo, etcétera.
“Por otra parte, los indígenas universitarios no siempre quieren ser identificados como tales, porque en muchas ocasiones su condición étnica está asociada a la pobreza y a la discriminación. Hablar una lengua indígena y no español o hablarlo mal ha sido tradicionalmente un estigma, que en un ambiente de discriminación hace difícil reconocerse como indígena, por lo que muchas veces buscan mimetizarse con los otros», especificó la doctora Villa.
Las universidades interculturales
Para 2014, existían 10 mil 756 estudiantes y mil 55 profesores en las 12 universidades interculturales que la Secretaría de Educación Pública ha reconocido. La matrícula de estas 12 universidades es muy variable porque hay unas que tienen de 200 a 300 alumnos como la del estado de Puebla y otras con más de 3 mil como la Universidad Autónoma Intercultural del Estado de México.
“La apertura de estas universidades coadyuvó a la inclusión a la universidad de la población indígena y muy especialmente a las mujeres indígenas que encontraron en las universidades interculturales una oportunidad interesante para tener educación superior”.
Existen también otras universidades con el modelo intercultural que no pertenecen a esta red de universidades pero han establecido vínculos de carácter académico con ellas. Se puede mencionar como ejemplo a la Universidad Autónoma Indígena de México (UAIM) en el estado de Sinaloa, que surgió en 2001 como proyecto de la Universidad de Occidente, o a la Universidad Veracruzana Intercultural, en el seno de la Universidad Veracruzana.
Programas para generar inclusión
Históricamente, se han impulsado programas como el liderado por la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES), con el apoyo de la Fundación Ford, cuyo objetivo era impulsar el acceso y la retención de los jóvenes provenientes de pueblos originarios a la Educación Superior, a partir del apoyo académico a estudiantes indígenas en aquellas universidades que tuvieran estudiantes de pueblos originarios.
También, el programa México Nación Multicultural, de la UNAM, creado en 2005 y que propicia la articulación entre distintas instancias para construir ambientes que favorezcan relaciones entre los espacios universitarios y los pueblos originarios de México.
«Si bien la política de fortalecimiento de la educación superior intercultural ha permitido incluir a los indígenas a ella, éstos son aún insuficientes», determinó.
(Texto retomado de La Jornada)