Desde que Andrés Manuel López Obrador (AMLO) asumió la Presidencia de México en diciembre de 2018, al menos ocho sacerdotes han sido víctimas de asesinatos en varios estados. Una tragedia que no ha dejado de crecer y que es un reflejo de la inseguridad que hay en el país.
El pasado lunes 22 de mayo, el sacerdote Javier García Villalfaña fue encontrado muerto al interior de un vehículo en el municipio de Huandacareo, en Michoacán. Se supo posteriormente que el religioso fue herido a balazos por parte de sujetos desconocidos y que el homicidio sigue sin resolverse, lo que significa que su caso se suma a una larga lista de crímenes religiosos impunes.
Un día antes del asesinato de Javier García Villalfaña, el arzobispo Faustino Armendáriz Jiménez fue atacado con un cuchillo en la catedral de Durango. Afortunadamente sobrevivió, aunque a otros sacerdotes no les ha sido tan fácil salir ilesos de los ataques que han sufrido.
Sacerdotes asesinados en el gobierno de AMLO
El pasado 22 de agosto de 2019 el sacerdote José Martín Guzmán Vega fue asesinado en el Ejido Santa Adelaida, ubicado en el municipio de Matamoros en Tamaulipas. Un individuo desconocido irrumpió en la parroquia Cristo Rey de la Paz y apuñaló al presbítero. La Diócesis de Matamoros condenó los hechos y exigió a las autoridades esclarecer el crimen para hacer justicia.
El año 2021 no ha pasado desapercibido para los ataques en contra de los religiosos en México. Primero, el padre Gumersindo Cortés González, miembro de la Diócesis de Celaya en Guanajuato, fue localizado sin vida el 28 de marzo, luego de ser reportado desaparecido desde el día anterior. Tenía huellas de violencia.
El 12 de junio de 2021, un misionero católico, Juan Antonio Orozco Alvarado, perdió la vida durante un intercambio de disparos entre dos grupos delincuenciales en los límites de Zacatecas y Durango. La víctima tenía 33 años y pertenecía a la Provincia Franciscana de los Santos Francisco y Santiago en México.
El último caso hasta la fecha fue el asesinato del padre José Guadalupe Popoca Soto, párroco de San Nicolás de Bari, en Zacatepec, Morelos. A finales de agosto de 2021 su cuerpo fue localizado en la casa parroquial con lesiones en la cabeza por disparos de arma de fuego. Su vehículo no fue localizado.
Los hechos de violencia en contra de los religiosos han repercutido fuertemente en el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, quien ha sido acusado por no abordar el tema de manera adecuada. Él ha asegurado que trabaja en pro de la seguridad de los ciudadanos y no descarta la posibilidad de una acción mayor para erradicar la delincuencia de México.
Tres sacerdotes asesinados en 2022
El 17 de mayo de 2022 comenzó de manera trágica en México, con el hallazgo del cuerpo del sacerdote José Guadalupe Rivas en un rancho ubicado en Tecate, Baja California. El religioso -quien ejercía como presidente de la Casa del Migrante- fue reportado como desaparecido tres días antes. Aunque, según el alcalde de Tecate, Darío Benítez, en el lugar donde ocurrió su deceso no se encontraron casquillos percutidos, por lo que no se puede determinar con certeza cuál fue la causa de la muerte.
Un mes después, el 20 de junio, el asesinatos de dos sacerdotes jesuitas -Javier Campos Morales y Joaquín César Mora- en un templo de la comunidad de Cerocahui, en el municipio de Urique en Chihuahua, generaron aún más indignación. Los religiosos fueron ejecutados tras la persecución de un guía turístico -identificado como Pedro Eliodoro- por presuntos sujetos criminales. Sucesos que llegaron también hasta el portal de noticias del Vaticano, provocando la condena de diferentes ámbitos, tanto sociales como religiosos.
En marzo de 2023 se logró detener al presunto responsable, Noriel Portillo Gil, alias El Chueco, un líder de “Gente Nueva” y miembro del Cártel de Sinaloa en Chihuahua, cuya recompensa era de 5 millones de pesos. Sin embargo, el cuerpo de este fue encontrado sin vida en Choix, Sinaloa.
Ante estos sucesos, la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) realizó un llamado al gobierno de México, para que revisen sus políticas de seguridad, debido a la descomposición social que se registra en el país. A esto se suma también la recomendación de Jesús Alfredo Gallegos Lara, alias «Padre Pistolas», de Michoacán. El religioso aseveró en 2021 que los feligreses deberían portar armas de fuego para resguardar su seguridad.
En todos los casos mencionados, los asesinatos de los religiosos siguen impunes y tristemente se suman a la larga lista de inocentes que han perdido la vida en el territorio nacional.