Redacción/Ciudad de México
México es el primer lugar en jóvenes embarazadas, según la Organización Mundial de la Salud; pero, además, es el primer lugar en abuso sexual y violencia física a menores.
Esto significa que cada vez existen más jóvenes mujeres que sufren de violación y que quedan embarazadas como consecuencia de ataques sexuales, y aunque en todos los códigos penales estatales se considera legal interrumpir la gestación por medio de un aborto, cuando se sufre de una violación; en distintos lugares, como Guanajuato, se suelen negar los servicios por razones «éticas» de los médicos que los realizan. Esto significa que las mujeres se quedan sin otra opción que tener a esos hijos no deseados.
Por otra parte, en las zonas rurales de la república, y en algunas zonas de bajos recursos, aún existe una ideología enfocada a que una mujer, según la tradición machista, debe encontrar a un hombre para casarse con él. Esta perspectiva provoca que no se les impulse a desarrollarse como profesionales o a tener una vida distinta, sino a simplemente encontrar pareja y tener una familia.
De igual forma, existe una amplia carencia de concientización en las zonas más pobres, lo cual provoca que los números de los embarazos vayan al alta. La falta de información y el acceso restringido a una educación sexual integral y a servicios de salud sexual y reproductiva adecuados, tienen una relación directa con el embarazo adolescente. Muchos de esos embarazos no son una elección deliberada, sino la causa, por ejemplo, de una relación de abuso, comentó el Director Regional del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA).
De acuerdo con la UNFPA, la mortalidad materna es una de las principales causas de muerte en las adolescentes y jóvenes de 15 a 24 años en la región de las Américas. Es decir, los embarazos están poniendo en riesgo la vida de las mujeres que no tienen los recursos para cuidar su salud, y la de sus hijos.