En la terminal 1 del Aeropuerto Internacional de Cancún, Quintana Roo aterrizó el pasado sábado 12 la aeronave Boeing 757-200, propiedad de una aerolínea privada que tiene como accionista al ahora presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump.
El avión, mejor conocido como Trump Force One, llamó la atención de la prensa local, porque en esta península está el empresario Rodolfo Rosas Moya, a quien Trump ha acusado insistentemente de defraudarlo.
Rosas venció en tribunales una demanda del magnate inmobiliario, que tuvo su origen en una sociedad fallida para organizar Miss Universo en Cancún.
El Diario de Yucatán publicó una nota informativa señalando que la aeronave trajo a varios pasajeros “con el objetivo de pasar un fin de semana en algún punto del Caribe mexicano”.
Personal del aeropuerto de Cancún, consultado por el rotativo, les informó que la aeronave despegaría el mismo domingo 13.
A su vez, el vocero del Aeropuerto Internacional de Cancún, Eduardo Rivadeneyra Núñez, precisó que el avión privado no tiene frecuencia fija en Cancún, es rentado para realizar distintos viajes y “no se ha reportado” la presencia de Trump.
En plan de broma, distintos rotativos de Cancún publicaron que el empresario Rodolfo Rosas Moya se encuentra “aterrorizado”.
Rosas Moya es a quien Trump acusó en un célebre mensaje de Twitter, subido el 15 de marzo de 2015, de deberle “mucho dinero”.
“México jamás volverá a organizar el Miss Universo”, sentenció el ahora presidente electo de Estados Unidos.
“El sistema mexicano es corrupto. No quiero tener nada qué ver con México, excepto construir un muro impenetrable y detenerlos para que no vengan a quitar dinero de Estados Unidos”, redactó Trump, con clara dedicatoria al mexicano.
Rosas Moya era un empresario poco conocido. Tras la devastación del huracán Wilma ideó un plan para promover de nuevo el turismo a través del concurso de Miss Universo en Cancún, Chiapas y Ciudad de México. La empresa Grupo Promotor MU de México SA de CV, propiedad de Pedro Rodríguez Sierra, firmó un contrato con Trump Miss Universe LP y con la NBC, que tenían los derechos de transmisión y organización del concurso.
En vísperas del evento, Trump estuvo a punto de cancelarlo. Y pidió a Rosas Moya que avalara con propiedades su organización. Éste le ofreció cinco terrenos en la Riviera Maya, pero nunca firmó ningún contrato para otorgárselos.
Trump demandó en México y en Estados Unidos, y se embargaron los cinco predios. Pero Rosas Moya le ganó a Trump en su propio territorio: un juez de Nueva York lo desligó porque no tenía ningún contrato firmado.
“A Donald Trump le dolió que sus 300 abogados fueran vencidos por dos míos”, afirmó Rosas Moya a La Jornada Maya.
Actualmente, Rosas Moya es presidente de la Asociación Yucateca de Lucha contra el Autismo y otros Trastornos del Desarrollo (AYUDA).
Con información de Proceso